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sábado, 24 de mayo de 2014

Terrón sin tierra



Oreja para Andy y Ventura ante un soso encierro de Luís Terrón 

CARLOS PALACIO, Madrid


A veces también el toreo a caballo necesita del punto necesario para que, a pesar de la voluntariedad del público, la alegría y el triunfalismo que despiertan los tendidos en tardes como ésta, se mantenga la dignidad de la tauromaquia caballera. No ocurrió esta tarde, donde Andy Cartagena y Diego Ventura se colaron en la confirmación de Valdenebro cortando una oreja ante un desesperante encierro de Luís Terrón.

Ni el fútbol ni el nuevo abono pudo con la de rejones: más de tres cuartos de entrada registró Las Ventas. Pero no arrancó con buen son la tarde en que el sevillano Luis Valdenebro confirmaba alternativa. El primero mostró mansedumbre y, además, atisbó peligrosidad hasta en tres ocasiones, en las que se vio el novel rejoneador cerca de los pitones del burel extremeño. Sorprendió sobre todo en la afición venteña su cuadra, nueva, prendida de la ilusión jovial del caballero. Fue silenciada su labor. Un arreón del sexto mantuvo el hilo peligroso del que la anterior faena fue protagonista y tampoco en éste pudo lucirse el confirmante, pues el que cerraba plaza cerró una corrida mansa, desrazada y desclasada que poco tuvo de fácil ante la esperanza de la terna. Aún así, y tras clavar tres pares y uno al quiebro que enaltecieron la plaza que quedaba tras la "espantá" del fútbol, Madrid le ofreció sus palmas.

Andy recibió al segundo gustándose, clavando dos de castigo que no calaron en los tendidos y que, además, éste último fue  en detrimento de la fuerza del de Terrón. Lo hizo el público madrileño a partir del segundo tercio, en el que Cartagena, junto a "Maravilla" cuando de nuevo comenzó a rajarse el astado. En cada embroque era un sulpicio papra el de Terrón y fue Andy el que le tapó los defectos . Clavó al violín en los últimos tercios y lo más destacado de su actuación fue un certero rejonazo que hizo rodar al astado y propició, gracias a esa suerte suprema, la petición y concesión de la primera oreja de la corrida. El segundo fue otro sulpicio y la afición venteña se percató de tal hecatombe con pitones: mostraba peligro en cada embroque y hacía imposible que el temple del rejoneador fructificara en trnasmisión hacia el tendido. Estuvo firme y digno Cartagena y Madrid reconoció su labro, de nuevo, con sus palmas.

Diego Ventura se enfrentó a un lote que derrochó a raudales la misma condición mansa que sus hermanos: no se cansó el sevillano de ir por él a buscarlo a tablas y comenzar de nuevo la historia que quiso repetir en Madrid y no consiguió por culpa del pinchazo a su segundo. Cortó una oreja a su primero a base del tesón que infundió en caballos como "Chalana", clavando a dos manos y en violines que terminaron por encender los tendidos, pero la condición del astado no permiió el lucimiento esperado. Recibió al quinto en la puerta de toriles, mostrando así la disposición con que se despedía de Madrid esta temporada, pero el toro comenzó a mostrar las mismas actitudes que sus hermanos en cuanto fue castigado por vez primera. Tenía un peligro sordo del que se percató desde el primer momento el caballero pero del que no se enteró Madrid: meritoria fue la actuación del sevillano ante los derrotes secos del peligroso astado, la mansedumbre enmascarada en dinamita del de Terrón y la incipiente búsqueda descarada de tablas del burel extremeño.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Decimoquinta de la Feria de San Isidro. Más de tres cuartos de entrada en tarde nublada y fresca.
Seis toros de Luís Terrón, bien presentados pero todos mansos, desrazados y desclasados. Peligrosos segundo, cuarto y quinto.

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