Jiménez cortó
dos orejas del estupendo segundo, una máquina de embestir. Lo toreó
templado, ligando y con gusto. Remató de un espadazo y paseó el doble
trofeo. El sevillano, entregado, logró un premio más en el quinto, según
informa mundotoro.
El extremeño Garrido
logró una oreja de peso al tercero, en el que demostró su capacidad.
Pero el cante grande llegó en el extraordinario sexto –al que desorejó–,
en una obra perfectamente planteada, con expresión y mando.
Fernando Beltrán, voluntarioso, fue ovacionado.
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