Impecable resplandecería luego en una barrera del «9» Isabel Preysler, de verde agua, acompañada por Nuria González, abonada fiel. Más bellezas en el tendido: Nieves Álvarez, fan incondicional de Manzanares, y Vicky Martín Berrocal, que comentaba sus propuestas de verano a sus seguidoras. Sonrisas flamencas repartía la cantante María Toledo, de grana y azabache.
El cineasta Agustín Díaz Yanes fue el primero en llegar al rodaje de «No hay billetes». Puntuales fueron también Ignacio González y Javier Aresti, con quien la afición hablaba de los carteles de la Aste Nagusia. En tarde de glamour, puro y clavel, no perdieron detalle Ramón Calderón y Enrique Múgica. Ni Ramoncín, que todos los años se deja ver en la feria. El exministro José María Michavila, en localidad preferente, contempló en primera línea la salida de cada toro. Cristina Cifuentes se llevó las manos al rostro cuando el pilarico «Resistente» hizo amagos de saltar frente a su burladero. Salvador Victoria observaba con esperanza la faena de Talavante. Entre los gritos de «¡miau!» del sol, Carmen Lomana se horrizó al ver la cara del extremeño ensangrentada y hecha un eccehomo al perder la muleta.
Mucha gente del toro, como los ganaderos Samuel Flores, Victorino Martín y Juan Pedro Domecq, o los toreros César Rincón, Roberto Domínguez, Manuel Caballero y Pepín Liria. El soñador de ángeles con torería, Miguel Flores,
deletreaba a su vecino las claves del festejo. Lástima que el sonido
ambiente se impusiera a su voz, aunque ayer ni se invitó a los sueños
ni, salvo excepciones, al ceñimiento excesivo. Para ajuste, algunos
vestidos del colorido público. Porque el único milagro que hubo este jueves sin Berlanga fue el de la elegancia. Y si no que le pregunten al diseñador Roberto Diz, que desde por la mañana dictó cátedra con sus creaciones.
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