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domingo, 31 de agosto de 2014

Las Ventas, una escuela exigente

«Vuelta al cole», pregonan los grandes almacenes; vuelta al curso político (¡qué inmensa pereza!)... Para los aficionados madrileños, también, vuelta a Las Ventas. En agosto, hemos echado de menos su seriedad, su exigencia, su capacidad de hacer «resucitar» a un torero: Eugenio de Mora, Pepe Moral, Serafín Marín... No hemos echado de menos otras cosas, que volvemos a ver, esta tarde: tendidos muy vacíos, la mitad con «guiris», la otra mitad, con aficionados que quieren mantener el nivel. Con este calorín, ¿no sería mejor organizar las novilladas el sábado por la noche? Aunque cayeran fuera del horario de los «tours» y del cierre de los periódicos, siento nostalgia de las nocturnas de mi niñez, familiares, con bocadillos...

Toma antigüedad la ganadería de Las Dos Hermanas, que procede de los domecqs de Sánchez Arjona: los novillos flojean y se defienden. Destaca el valor de Curro de la Casa y el sentido del temple de Alejandro Fermín.

El primero, salpicado, flojea, después de dos volteretas. El alcarreño Curro de la Casa consigue mantenerlo en pie, con buenas maneras, quieto: una faena muy aceptable, mal rematada con la espada. Se luce en un quite por ceñidas gaoneras, en el tercero. El cuarto sale suelto, acusa el castigo en varas, queda muy corto; el diestro, valiente, no se aflige, insiste y sufre algún revolcón. A la segunda, logra una buena estocada.

Embiste rebrincado

Se presenta en Madrid Pablo Gallego, de Cercedilla. Devuelto por flojo el segundo, se corre turno. El novillo se mueve pero también flaquea, embiste rebrincado, no le permite estar a gusto y falla al matar. El sobrero de Los Rodeos, muy suelto, barbea tablas. Saluda en banderillas Juan Navazo. Cuando el diestro baja la mano, el novillo flaquea; solo puede mostrar voluntad y lograr una buena estocada.

Hace dos semanas dejó aquí buen sabor, en su presentación, Alejandro Fermín: otro fruto más de la Escuela de Badajoz. En el tercero, que también se defiende y queda corto por flojo, exhibe una tranquilidad impropia de lo poco que ha toreado; tiene temple, se luce en los naturales pero mata a la tercera. En el último, que mansea, vuelve a mostrarse suelto, animado por sus paisanos, pero la faena es desigual y el novillo tarda mucho en caer. Tendrá que esperar mi amigo Gonzalo Santonja que lo sigue... 

He visto la corrida con la música de fondo de conversaciones en japonés: una experiencia... Los toros –me decía el inolvidable Marcial Lalanda– son como la enseñanza: no se pueden saltar peldaños, todo debe llegar a su debido tiempo. Ahora mismo, la crisis reduce tanto el número de las novilladas que los novilleros acuden a Las Ventas, una escuela exigente, sin estar cuajados, porque han toreado muy poco: el resultado no puede ser triunfal.

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