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jueves, 22 de enero de 2015

Las cicatrices de la cornada a Juan José Padilla, pintadas en un retrato con boli bic


El paso del tiempo sobre el rostro, cicatrices y arrugas de guerra y parche en el ojo. Es el retrato de Juan José Padilla, trazo a trazo, hiperrealista. No es una obra cualquiera, está hecha arte con boli bic, «el boli de toda la vida», dice el autor. Su nombre: Pepe Lozano.

El cuadro del Ciclón de Jerez estará expuesto durante todo el mes de enero en el Patio Barroco del Palacio de la Merced, sede de la diputación de Córdoba, dentro de una muestra del trabajo de un artista que ha dedicado toda su vida al diseño orfebre, y que un día decidió, motivado por su familia, dar el salto hacia la pintura con lo primero que tenía a mano, el boli bic. Al lado del retrato, el momento dramático de la cornada en el ojo en Zaragoza...

El resultado es una exposición titulada «La magia del bic», y que recoge 39 pinturas elaboradas con este tipo de bolígrafo en las que hay espacio para retratos y paisajes, que recogen de forma muy real las obsesiones del autor cordobés, especialmente el desgaste de la vida, la pobreza y el envejecimiento.

«A mí me ha inspirado mucho la gente mayor, las vivencias antiguas, cómo se vivía cuando yo era pequeño, que no había agua corriente y había que ir a recogerla a la fuente o al pozo, o las arrugas de los ancianos», explica a Efe Lozano, que recuerda que la obra que le empujó a seguir dibujando fue, por el contrario, el más juvenil de sus retratos, el de su nieta.

De la luz a la vejez

Y en el equilibrio entre la luz juvenil y los claroscuros de la vejez radica gran parte del éxito que está teniendo esta muestra, fruto del trabajo que el pintor ha ido desarrollando en los últimos cuatro años, en los que pasó de diseñar joyería y muebles, a retratar con todo lujo de detalles algunas de sus obsesiones.
En este cuadro del torero Padilla, como en todos, ha invertido entre 90 y 120 horas, un trabajo muy minucioso, en el que aplica una técnica de cruces de líneas rectas para buscar el volumen, las luces y las sombras.

El resultado son cuadros en los que los modelos cobran vida, especialmente a través de sus ojos, cuya expresividad sorprende al visitante, que siente cómo la obra le devuelve la mirada.

Maestros

Lozano reconoce que el primer «sorprendido» con la acogida de la muestra está siendo él, que no esperaba semejante éxito. Y es que, desde que se inaugurara, a comienzos de enero, el pintor ha recibido elogios y también algún que otro encargo.

«Carlos Herrera tiene el cuadro en su casa», apunta Lozano, que en esta muestra también ha dedicado un espacio a quienes considera «maestros», como el torero jerezano, el guitarrista Vicente Amigo, el cantaor Camarón de la Isla o el pintor Salvador Dalí, todos ellos retratados con todo lujo de detalles.

Y es que, para el pintor, «el bic y sobre todo el azul es mágico», y esta magia justifica la sorpresa que ha causado entre el público la muestra de un artista que pasó 14 años estudiando todas las disciplinas posibles -dibujo, pintura, escultura, orfebrería y diseño- en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, junto a algunos grandes maestros.

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