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miércoles, 18 de marzo de 2015

Talavante contra el invierno

El matador extremeño cortó la única oreja con el mejor toro de la descastada corrida de Zalduendo; Morante no tuvo opciones y Rivera pasó sin huella en el cartel FIT

Talavante paró al buen tercero de Zalduendo por vistosas tijerillas
Talavante paró al buen tercero de Zalduendo por vistosas tijerillas CAYETANO TALENS

ZABALA DE LA SERNA

La tarde del 18 de marzo se había marcado en el calendario de Fallas como fecha FIT. Un completo, con perdón, de ganadería (Zalduendo), matadores (Rivera Ordóñez, Morante y Talavante) y plaza (Valencia). Hasta que Simón Casas saltó del trasatlántico de Alberto Bailleres y al menos el coso y, que se sepa, la mitad de Rivera quedaron como versos libres del monopoly mexicano. Claro, que a Rivera es como para descambiarlo entero.
 
El cartel congregó una gran entrada a falta de acabar el papel. Como si la lluvia matinal hubiese tamizado el recuerdo inolvidable de Morante de la Puebla el pasado sábado. El invierno se extendía ayer sobre Valencia, un invierno nuclear en una plaza que de por sí es un congelador.
Alejandro Talavante salió dispuesto a calentar el gélido ambiente desde el minuto uno. El saludo genuflexo por tijerillas, delantales a pies juntos, chicuelinas y una media alicaída, compuso un brasero de palmas y oles.

Hablando de banderilleros: qué grande es Carretero con el capote para enseñar los toros
Las hechuras del toro hacían honor a su nombre: 'Superior'. Chato, bajo, con las manos muy cortas, la expresión astracanada y los pechos anchos. Cinco años había cumplido ya. Y tuvo esa formalidad de la edad, comportamiento de hombre, la fijeza franca de la mirada y la humillación de bravo. Solo que el viento impidió verlo en su totalidad y a veces pareció como si le faltase un tranquito más. 

Talavante, que había esbozado un quite con el capote echado a la espalda por la vía de un medio farol, se dispuso en los medios con el cartucho de 'pescao' pepeluisista. Y desplegó la muleta en el momento oportuno por naturales, que se fueron asentando con el paso de los minutos hasta morir a pies juntos. Un molinete dio paso a la derecha que, sin la inercia de la distancia y el barullo del aire en los terrenos más azotados por el mismo, apuntaba más que redondeaba. El vendaval lo complicaba todo, pero Talavante nunca se arredró. Y como cuenta con la varita mágica de la conexión con los tendidos su desparpajo subía como la espuma. Y su concepto y disposición del bien hacer, que diría mi amigo Pepe Teruel. Un desplante a cuerpo limpio puso en valor toda esa manera de traerse el toro por su camino, con mejor embroque que resolución por el travieso Eolo y qué sé yo.
 
La estocada defectuosa puede que influyera al presidente en no dar una segunda oreja que se pidió con poca convicción. Pero se intuye a un Talavante muy fresco para 2015. Su último toro, el más cuajado de la terciada corrida, se paró mucho, reservón y sin ritmo. Por cierto, que Trujillo volvió a estar soberano con los palos, como en Olivenza.

Y hablando de banderilleros: qué grande es José Antonio Carretero. El otro día, con la emoción desatada por el genio de La Puebla, quedó en el tintero del olvido su poder y su ciencia desplegados con el marrajo de Victoriano del Río. Pero es que ayer, si bien estuvo con las frías, mejor anduvo con el capote ante el basto quinto: en un solo capotazo enseñó todo lo que era el toro en su nobleza apagada y sangrada. 


Morante tiró de la embestida con pulso sobre la mano de la cuchara. Lenta y densamente en una obra que extendió por apurar. Hubo redondos de geometría planetaria. Como aislados por la condición inconstante del zalduendo. José Antonio Morante se puso hasta un poco plomo al final. Que no le va.

Su toro anterior traía una cuesta arriba de formas y una cuesta abajo de fondo rajado, siempre a la defensiva. Se volvía al revés en la muleta de Morante, que se cruzó el ruedo entero desesperadamente.

Dentro de la cosa descastada de Zalduendo, el cuarto embistió mucho y bien sin terminar de humillar. Rivera tiró líneas para allá y para acá sin exponer un alamar. En el sobrero que sustituyó al dañado toro inaugural, justificó no banderillar señalándose la rodilla dañada en su frustrante reaparición oliventina, lesión que le impidió comparecer en Castellón. Se trajinó a la pala la sosa embestida, reflejo de una corrida invernal en la que sólo Alejandro Talavante prendió la hoguera que reconfortó, en alguna medida, a los ateridos tendidos.

FICHA DEL FESTEJO

  • Plaza de toros de Valencia. Miércoles, 18 de marzo de 2015. Sexta de feria. Casi lleno. Toros de Zalduendo, incluido el anovillado y soso sobrero (1º bis); terciados y algunos más hechos; rajado y a la defensiva el cinqueño 2º; muy bueno y de gran fijeza el también cinqueño 3º; noble sin terminar de humillar el 4º; cumplidos los cinco el basto 5º de apagada nobleza; reservón el más cuajado 6º.
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  • Rivera Ordóñez, de azul marino y oro. Estocada corta, pasada y tendida (silencio). En el cuarto, dos pinchazos y estocada (silencio).
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  • Morante de la Puebla, de azul marino y oro. Estocada corta, habilidosa y tendida y dos descabellos (silencio). En el quinto, media estocada en su sitio. Aviso (saludos).
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  • Alejandro Talavante, de nazareno y oro. Estocada trasera y tendida (oreja y petición). En el sexto, estocada tendida y descabello. Aviso (silencio).

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