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sábado, 4 de abril de 2015

Espartaco: «Vuelvo porque mis hijos no me han visto torear en la Maestranza»


Cuando se encuentra frente a frente con la plaza de toros de Sevilla el gesto le cambia. Desde la verja que separa la fachada principal del Paseo Colón eleva su mirada hacia la Puerta del Príncipe y parece escudriñarla centímetro a centímetro. El sol está en todo lo alto. Juan Antonio Ruiz Román vuelve a verse anunciado en los carteles de Sevilla. Espartaco de nuevo el Domingo de Resurrección, posiblemente la corrida más emblemática del calendario taurino.
Ya no hay vuelta atrás. Vuelve a su plaza catorce años después de que pisara su albero, el 29 de septiembre de 2001. «Cuando me fui, pensé que ya no volvería a torear en Sevilla. De verdad. Cuando pasa el tiempo y acudes como espectador y ves que los toros embisten a tus compañeros dices que sí, que puedes volver. Porque todos los toreros tenemos ese sueño para poder realizar, y más si es en la Maestranza, la faena perfecta, esa que nunca llega».

Vivencias y recuerdos

Desgrana vivencias y recuerdos. Sentado en el sillón de tendido del «2», mira hacia la puerta de chiqueros. «Los sueños muchas veces se cumplen», precisa el torero. «En otras ocasiones no. Pero yo voy a cumplir el mío, que es volver a torear en la Maestranza». Y deja clara una cosa: «Hacer el paseíllo en Sevilla es algo muy especial. Imagínese lo que es estar toreando en ese ruedo. No ya por los dos toros sino por la presión de la plaza. Si ya la sufro cuando vengo de espectador, pues ahora mucho más».

¿Y por qué vuelve Espartaco a Sevilla catorce años después? «Porque se trata de algo personal. No profesional. Siempre que he toreado en Sevilla lo he hecho por motivos profesionales, por buscar el triunfo, por la credibilidad que da salir a hombros, porque cuando Sevilla dice sí a un torero repercute en toda la temporada… Ahora, en cambio, es por una cuestión personal».

No oculta la satisfacción de volver a esta plaza y el hecho de «que me lo hayan pedido por las razones que sean. Vuelvo por darle la alternativa a un chaval (Borja Jiménez) que desde los cuatro o cinco años ha estado en mi casa intentando ser torero; vuelvo porque mis hijos no me han visto torear en la Maestranza. Y es el momento de hacerlo». Y continúa: «No voy a alcanzar más de lo que ya he hecho. Mi momento ya pasó. Pero es lo más grande que voy a hacer en mi vida. No voy a hacer nada más importante, pase lo que pase».

Su primer cartel

Centra ahora sus reflexiones en el Domingo de Resurrección. Y, de pronto, se le viene a la mente un cartel. El primero que toreó ese día en Sevilla. «Debuté en Domingo de Resurrección con Curro Romero y Manzanares padre. Y el último Domingo de Resurrección que voy a torear lo haré con Manzanares hijo. Creo que es una cosa muy bonita y una manera de cerrar este círculo». Y hace una petición expresa: «Me haría mucha ilusión que estuviese el maestro Curro Romero en los tendidos».
Abundamos en el Faraón de Camas: «El día que toreaba había una luz especial, de esas que anuncian que puede ocurrir algo. Eso falta hoy en la Fiesta». 

Y es que para Espartaco el Domingo de Resurrección es punto y aparte. «Es el día grande de Sevilla. Ese cerrojazo de la puerta de cuadrillas, el albero brillando, la gente que viene a los toros con una sonrisa especial… Creo que nunca he toreado un Domingo de Resurrección fuera de Sevilla. Por eso mismo, después de tantos años, para mí no hay nada más después de este día». Mañana será distinto. «Las vivencias que voy a tener nunca podrán repetirse. No voy a pedirle nada al día. Es que no vengo a pedir sino a agradecerle el momento que me va a permitir vivir, sentir y todo lo que me ha dado en estos años».

Pacto con su hijo

Cuando concluya la tarde, se cortará la coleta y no volverá a vestirse de luces. «Mi hijo Juan me preguntó que por qué me voy a cortar la coleta. Yo le respondí: “Hacemos un pacto. Si tú tomas la alternativa ese día en unos años, vuelvo a vestirme de luces”. Claro, eso no va a ocurrir». «Estoy preparado para este día y sólo pido fuerzas para que no me pueda la presión y hacer un papel digno. Lo que no estoy preparado es para continuar. Vengo a encontrarme conmigo, con el sueño de chavalillo que vio la despedida de Diego Puerta sentado en el regazo de una señora que me hizo un sitio porque llevaba una entrada de convite sin asiento. Me ilusiona la afición de Sevilla. Me ilusiona y me preocupa. Para mí, va a ser un día maravilloso. Pase lo que pase. Sólo puedo darle gracias a Dios por vivir este día y le pido que todo aquel que se pone delante de un toro pueda vivir lo que yo este Domingo de Resurrección».

Parece hablar solo. «No espero nada, sólo estar a la altura de lo que el público se merece. Por primera vez soy yo el que tengo que agradecer a Sevilla. Porque me lo ha dado todo». No hay más que decir. Juan Antonio Ruiz «Espartaco». Figurón del toreo. Figurón en la vida.

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