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domingo, 10 de mayo de 2015

Posada pinta la Maestranza de torería

Sobresale el toreo al natural de Posada de Maravillas con un gran novillo de Molina. Angulo y Caballero muy dignos en tarde de volteretas.

 Posada pinta la Maestranza de torería
PABLO LÓPEZ RIOBO

Existen en el escalafón infinidad de conceptos, los hay mas artistas, los hay mas poderosos, mas técnicos, de valor, etc... Con un concepto del toreo distinto y personal, Posada de Maravillas quiso hoy en Sevilla dar un golpe de atención, quitarse los fantasmas del año pasado y demostrar que el tiene una forma personal y distinta de torear, sabía que Sevilla era la plaza idónea para ello, solo faltaba que un novillo le metiera la cara para demostrarlo.

Pudo hacerlo en el tercero de la tarde, un "Pintor" de pincel fino, de los que usaban Velázquez, Murillo o Picasso, un animal de una calidad excelsa. Posada demostró que no es pintor de brocha gorda, sino de trazo fino y remate singular. Cadenciosas y toreras fueron sus verónicas de recibo, lentas, despaciosas, muy arrebatadas. El de Molina embestía con son y calidad, ¡que novillo!.
Lo cuidó con capotazos templadísimos Diego Costa, siempre abriéndole los caminos, alargando las embestidas del animal. En la muleta brotaron muletazos encajados y al ralentí, faena de suavidad, entrega, torería. El bravo "Pincel" se comía los engaños por abajo, galopando, con fijeza y franqueza en sus embestidas. Cierto es que a la faena le faltó una redondez mayor para ser de dos orejas, hubo algún enganchón, algún muletazo carente de temple, pero lo arregló con dos tandas de naturales de muchísima hondura, Posada estaba pintando a la Maestranza de torería, naturales desmayados, rotos, de paladares finos. Cerro con unos bellos ayudados, carteles de toros, la Maestranzase le entregó. Posada estaba pintando en Sevilla una faena importante. Mató de estocada trasera y se le concedió una oreja. "Pintor" se fue ovacionado por la Maestranza, novillo de nota, de esos que uno sueña que le embista en Sevilla

El sexto fue un novillo serio, tanto en comportamiento como en expresión. Posadadejó muletazos hondos y largos, naturales torerísimos, pero faltó continuidad, apostar de verdad por un novillo que aunque exigente, llevaba en el pitón izquierdo embestidas francas y sinceras. Esta vez Posada no tiró la moneda, eso sí, dejo pasajes de una torería y un gusto a tener muy en cuenta.
Abría cartel Tomás Angulo, que se las vio y se las deseó para salir airoso de tal papeleta. El novillo de Molina, áspero, manso y mentiroso media en cada cite, por el derecho ser reservaba sus embestida desclasadas pero por el izquierdo no tenía ni uno. Salió airoso de una fea voltereta, luego recibió un fuerte golpe en el bajo vientre, escuchó palmas mientras iba a la enfermería.
El cuarto fue un animal de apostar. Angulo se perdió entre un mar de muletazos, le enjaretó una importante tanda por el derecho para comenzar la faena, por el izquierdo tenía que torear, exigía decisión, que apostaran por él, y no fue el caso. Brotaron de sus muñecas naturales suaves y despaciosos, buenos de verdad, pero el animal pedía ligazón y que tiraran de él. La faena se diluyó entre pases de distinto contenido. Una gran estocada dejó al animal sin puntilla. 

Gonzalo Caballero vino a Sevilla dispuesto a dejarse el alma en el ruedo. Le tocó el peor lote, dos animales mansos y con genio. De su cuadrilla hay que volver a destacar a Curro Robles, eficaz y torero con los rehiletes, templadísimo con la capa, un excelente banderillero que volvió a demostrar en Sevilla el gran momento por el que pasa y a Agustín Romero, gran puyazo en el quinto, arriba y en la yema, se retiró ovacionado, justo premio para una vara de ley.
Su primero un animal complicado, y con 'guasa' le propinó varias volteretas, Caballero no volvió nunca la cara y volvió a la pelea. No fue faena de muletazos importantes, sino de moneda al aire, de tragarle en cada muletazo, de exponer de verdad. Suerte tuvo el madrileño de no salir con los muslos abiertos, eso sí, a la muerte del segundo tuvo que pasar a la enfermería.
El quinto fue otro animal áspero, que nunca se entrego, un manso de libro, otra prueba de valor para un torero al que le cuelgan hasta el suelo. Un regalito este de Molina, faena de tragar, de pastillita debajo de la lengua, de cara o cruz. Cuando el animal se vio podido empezó a buscar al torero, un prenda este quinto. Lo pasaportó de dos pinchazos y estocada. 

Tarde para aficionados la vivida hoy en Sevilla, variado fue el juego de los novillos de Javier Molina, a la mayoría les faltó clase y bravura y les sobró mansedumbre y genio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Maestranza. Novillada de abono, en torno a media plaza en tarde muy calurosa. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas de accidente aéreo ocurrido ayer en Sevilla.
Se lidiaron seis novillos de Javier Molina, bien presentados pero de desigual juago. Primero, segundo y quinto (mansos y con genio), tercero de nombre "Pintor" (bravo y enclasado), cuarto (exigente, de potable pitón izquierdo) y sexto (con raza y movilidad).
Tomás Angulo (tabaco y oro), palmas y silencio.
Gonzalo Caballero (celeste y oro), ovación y silencio.
 Posada de Maravillas (blanco y oro), oreja y ovación.

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