El matador murciano construye una notable faena al sexto, suma la segunda oreja y sale por la puerta del encierro; Marco y Paulita naufragan contra una fea escalera en un espectáculo de cuarta, cuadrillas incluidas
ZABALA DE LA SERNA Pamplona
Vareado pero con dos lascas salió el cardenito segundo. Diminutivo para todo menos para lo cabrón que se puso. Desarrolló durante la brega y en banderillas un instinto depredador; buscaba a Paulita tras la muleta. Ni uno tenía. El aragonés navegaba, o naufragaba, por la cara y sobre las piernas de mal en peor. Un macheteo o unos doblones por los costillares propios de su veteranía aunque fueran para cuadrarlo... Si llega a sacar riñones se lo come. Lo cazó con la espada de milagro. Pitos.
Traía el tercero las hechuras del toro devuelto, negro, serio, tocado arriba con esa conformación de pitones como dagas. Paco Ureña sorprendió con notables verónicas serenas y una media verónica con corte de remanguillé. Descabalgó el albaserrada de Escolar al picador por el cuello del caballo, y en el suelo se escapó porque le pasó la huida por encima. Ureña entendió la altura de su enemigo sobre la mano derecha como sin molestarle y todas las series cobraban cuerpo en los extraordinarios pases de pecho que dibujaba. No descolgaba la embestida pero tampoco desprendía agresividad en su aire despistado, a veces mirón, otras en las musarañas. Una vez por la izquierda se le metió por la axila, mas recondujo la situación en el mismo tono de solvencia. Los obligados marcaban la diferencia, la pauta y las ovaciones, la última cortada por un desarme. Pese al bajonazo se le entregó una oreja.
Si hubiera un premio al toro más feo de la feria, el cinqueño quinto lo gana del tirón. Alto, zancudo, los ijares marcados, el lomo hecho a golpes, agalgado. Si esta es la corrida por la que José Escolar no fue a Madrid... Aquí los gafes son ajenos al mal gusto. Le zurraron en el caballo para ir tomando.
En banderillas acumuló sobre la testa dos capotes que le tapaban la fealdad. Un espectáculo de cuarta, cuadrillas incluidas. Paulita no lo quiso ver. Tampoco es que hubiera mucho por hacer, pero, coño, ni atisbo de profesionalidad. El albaserrada se echó con dos pinchazos y el puntillero lo levantó el mismo número de veces. Bronca al canto.
Ureña volvió a encandilar con el capote a la verónica con un sexto cárdeno claro, abiertísimo de cara y con un goterón apablorromerado en la expresión. Humillaba el toro como ninguno para coger los engaños; para despedirse era otra cosa. Como tantos otros en esta feria, se descalzó el matador. Y corrió esplédidamente la mano diestra a la nobleza de 'Costurero', que se convertía en el escolar más destacado. Encajado el torero y por abajo, construyó una faena templada, ligada y como la anterior resuelta con pases de pecho de categoría. La mano del toro también fue ésta por encima de la zurda. Entró Pamplona en Paco Ureña. Y viceversa. Las manoletinas del epílogo precedieron a una estocada honda. 'Costurero' emprendió la marcha fúnebre a toriles. Merecida y justísima oreja ahora, la puerta del encierro esperaba. Contra el gafe de la corrida de Escolar, Ureña fue amuleto.
FICHA DEL FESTEJO
- Monumental de Pamplona. Sábado, 11 de julio de 2015. Séptima de feria. Lleno. Toros de José Escolar, muy desiguales, dos cinqueños (5º y 6º), y un estrecho sobrero del mismo hierro (1º bis) sin fuerza ni condición para humillar; el vareado 2º desarrolló sentido depredador; el 3º se dejó sin descolgar; acobardado y sin pasar el 4º; feo y flaco el 5º que se echó muy sangrado; bueno el noble 6º, especialmente por el derecho.
- Francisco Marco, de purísima y oro. Estocada honda desprendida y pasada y cuatro descabellos (silencio). En el cuarto, estocada pasada y honda (silencio).
- Paulita, de blanco y oro. Pinchazo y media contraria a toro arrancado (pitos). En el quinto, dos pinchazos y se echa (bronca).
- Paco Ureña, de verde agua y oro. Estocada baja (oreja). En el sexto, estocada honda (oreja y petición). A hombros.
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