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miércoles, 22 de julio de 2015

Señor Perera, no podemos con su triunfalismo

¿Les parece elegante y torero? Pues entonces no es Perera
Don Miguel Ángel Perera, desde hace mucho tiempo a algunos nos parece que está usted empeñado en conseguir unas estadísticas de leyenda, de eso de ocho mil rabos, cuatro mil indultos y millón y medio de orejas. Pero lo malo es que por las vías habituales no parece que vaya a alcanzar las cifras a las que aspira, ni en cien vidas que viviera atormentando y perpetrando su vulgaridad contra el buen gusto torero. No podemos con tanto muermo, ni podemos con tanta soberbia, ni podemos con ese castigo que usted mismo nos impone de su propio toreo. Qué curioso, nunca pensé que un torero que se supone que quiere deleitar con su toreo, acabe utilizándolo como castigo. ¿Tan malo, dañino e insoportable lo considera usted? Usted cree que los aficionados no podemos protestarle su monotonía taurina, que no podemos pedirle que pase a los toros con verdad y poder, no podemos pedirle que no tire de bajonazo para asegurar los despojos y cuando pinta en bastos, usted le echa la culpa a Podemos. Hombre, no seré yo quién les presente como candidatos a ser patrón de los toreros, pero antes de echarle cuenta a su ignorancia taurina, apelo a la suya, o perdón, que me he explicado mal, quiero decir que apelo a que usted sabrá entender lo que el aficionado le pide, porque como no sea así, entonces sí que “Podemos” y vámonos.
¿Cree usted que podemos con más triunfalismo, con la única causa de engordar sus gloriosas estadísticas y su desmedido ego? Pues vaya que no ha habido suficiente triunfalismo en los últimos tiempos en las Ventas, tanto, que ni Plaza de Madrid se le puede llamar, con eso no podemos. El año anterior se erigió en triunfador, no sin triunfalismos, como a usted le gusta, de la feria del santo y este, un año de extremado triunfalismo, ha pasado desapercibido. Pues ya es mala pata que en medio de esa locura verbenera no haya sido capaz de impresionar ni a los isidros que con tanta benevolencia visitaban el coso de la calle de Alcalá. No me diga que aún necesita más triunfalismo, porque dudo que se pueda ir más allá, no podemos.
 
“Jínchese” usted a recoger despojos por el mundo, incluso hasta podemos organizarle juergas privadas para que los triunfos de le apelotonen. Anda que no tiene usted incondicionales triunfalistas que le jalean hasta esos desplantes soberbios al respetable, que ya puede tirarse veinte minutos pegando trapazos sin sustancia, que aún después de un bajonazo, sacan los moqueros a pasear para darle gusto a su ego, al de usted.

Pero no se equivoque, que aunque alcance esos números supersónicos a los que aspira, eso no le garantiza el pasar a la historia, ni mucho menos el convertirse en leyenda. Hace unos días un grandísimo aficionado de Linares, del que no doy el nombre por no saber si su modestia, la de mi amigo, le haría sentirse a gusto, me decía algo lleno de sentido que desmantela cualquier teoría triunfalista. Este sabio del toreo me decía que los toreros pasan  a convertirse en leyenda y a ser parte de la historia porque los aficionados les mantienen vivos años y años después de su retirada e incluso mucho después de haberse cortado la coleta en esta vida. No voy a enumerar a tantos y tantos matadores de toros que todavía se mantienen en activo en la mente de los aficionados, sin que nadie recuerde ya ni Puertas Grandes, ni orejas, ni triunfos; el aficionado simplemente recuerda el toreo, el puro, ese que enamora a los que usted llama puristas y que ya pueden caer rayos del cielo, que no conseguirá que se les borre de la memoria el día en que vieron torear a fulanito o menganito.
 
 Dese cuenta de la diferencia, la feria de Madrid paso hace un par de meses y de lo que usted hizo solo recuerdo sus retorcimientos, esa forma descarada de esconder la pierna de salida, su toreo ventajista abusando del pico y su cara de pocos amigos, porque el triunfalismo no llegaba a las cotas que usted necesitaba para poder cortar un despojo. ¿De todo esto tiene la culpa “Podemos”? Le veo muy preocupado con este partido, del que me reservo la opinión, pues no viene al caso, y, como buen taurino, se desentiende de lo pasa en el ruedo. Es más, si ve como un novillo sangra por los pitones mientras su compañero López Escobar pone caras y posturas, seguro que se derrite de gusto. ¿No se ha parado a pensar que la mejor forma de contraatacar contra las tesis de Podemos es hacer que aparezca el toro? Que por otro lado, más parece que le preocupa su negocio, que no la Fiesta de los toros, pues Podemos es solo una parte de las huestes antitaurinas que están emboscadas esperando el momento para hincar el diente a este espectáculo.
 
Pero no, a usted, como a mucho manipulador interesado, solo le preocupan los violetas. Que si quiere tarea, tiene de sobra, empezando por partidos con más recorrido, como son IU, que se empeña en mantener esa falsa postura progresista que les obliga a denostar los Toros; decídase a ver si logra espabilar de una vez al PSOE, que está entre ser progresista, querer agradar a todo el mundo, no molestar a nadie y decidirse por algo concreto aunque solo sea una vez; pero no se crea que ya descansaría, que al PP le podría exigir medidas reales, no poses ineficaces, ni declaraciones que no van a ningún sitio, hasta podría pedirle explicaciones por haber permitido la degradación que ha sufrido la Plaza de las ventas de Madrid. Aunque no creo que usted vaya a censurar su gestión, pues tanto usted, como muchos como usted, son los directamente beneficiados con tanto desbarajuste, triunfalismo, poca exigencia y la incesante expulsión de la afición de Madrid, los puristas. Seguro que no llegará a entender jamás los argumentos de los que ya se han marchado, pero ya le digo yo a usted que tal y como va esto, no podemos con su triunfalismo.

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