¿Les parece elegante y torero? Pues entonces no es Perera |
¿Cree usted que podemos con más triunfalismo, con la única
causa de engordar sus gloriosas estadísticas y su desmedido ego? Pues vaya que
no ha habido suficiente triunfalismo en los últimos tiempos en las Ventas,
tanto, que ni Plaza de Madrid se le puede llamar, con eso no podemos. El año
anterior se erigió en triunfador, no sin triunfalismos, como a usted le gusta,
de la feria del santo y este, un año de extremado triunfalismo, ha pasado
desapercibido. Pues ya es mala pata que en medio de esa locura verbenera no
haya sido capaz de impresionar ni a los isidros que con tanta benevolencia
visitaban el coso de la calle de Alcalá. No me diga que aún necesita más
triunfalismo, porque dudo que se pueda ir más allá, no podemos.
“Jínchese”
usted a recoger despojos por el mundo, incluso hasta podemos organizarle
juergas privadas para que los triunfos de le apelotonen. Anda que no tiene
usted incondicionales triunfalistas que le jalean hasta esos desplantes
soberbios al respetable, que ya puede tirarse veinte minutos pegando trapazos
sin sustancia, que aún después de un bajonazo, sacan los moqueros a pasear para
darle gusto a su ego, al de usted.
Pero no se equivoque, que aunque alcance esos números
supersónicos a los que aspira, eso no le garantiza el pasar a la historia, ni
mucho menos el convertirse en leyenda. Hace unos días un grandísimo aficionado
de Linares, del que no doy el nombre por no saber si su modestia, la de mi amigo,
le haría sentirse a gusto, me decía algo lleno de sentido que desmantela
cualquier teoría triunfalista. Este sabio del toreo me decía que los toreros
pasan a convertirse en leyenda y a ser
parte de la historia porque los aficionados les mantienen vivos años y años
después de su retirada e incluso mucho después de haberse cortado la coleta en
esta vida. No voy a enumerar a tantos y tantos matadores de toros que todavía
se mantienen en activo en la mente de los aficionados, sin que nadie recuerde
ya ni Puertas Grandes, ni orejas, ni triunfos; el aficionado simplemente
recuerda el toreo, el puro, ese que enamora a los que usted llama puristas y
que ya pueden caer rayos del cielo, que no conseguirá que se les borre de la
memoria el día en que vieron torear a fulanito o menganito.
Dese cuenta de la
diferencia, la feria de Madrid paso hace un par de meses y de lo que usted hizo
solo recuerdo sus retorcimientos, esa forma descarada de esconder la pierna de
salida, su toreo ventajista abusando del pico y su cara de pocos amigos, porque
el triunfalismo no llegaba a las cotas que usted necesitaba para poder cortar
un despojo. ¿De todo esto tiene la culpa “Podemos”? Le veo muy preocupado con
este partido, del que me reservo la opinión, pues no viene al caso, y, como buen
taurino, se desentiende de lo pasa en el ruedo. Es más, si ve como un novillo
sangra por los pitones mientras su compañero López Escobar pone caras y
posturas, seguro que se derrite de gusto. ¿No se ha parado a pensar que la
mejor forma de contraatacar contra las tesis de Podemos es hacer que aparezca
el toro? Que por otro lado, más parece que le preocupa su negocio, que no la
Fiesta de los toros, pues Podemos es solo una parte de las huestes antitaurinas
que están emboscadas esperando el momento para hincar el diente a este
espectáculo.
Pero no, a usted, como a mucho manipulador interesado, solo le
preocupan los violetas. Que si quiere tarea, tiene de sobra, empezando por
partidos con más recorrido, como son IU, que se empeña en mantener esa falsa
postura progresista que les obliga a denostar los Toros; decídase a ver si
logra espabilar de una vez al PSOE, que está entre ser progresista, querer
agradar a todo el mundo, no molestar a nadie y decidirse por algo concreto
aunque solo sea una vez; pero no se crea que ya descansaría, que al PP le
podría exigir medidas reales, no poses ineficaces, ni declaraciones que no van
a ningún sitio, hasta podría pedirle explicaciones por haber permitido la
degradación que ha sufrido la Plaza de las ventas de Madrid. Aunque no creo que
usted vaya a censurar su gestión, pues tanto usted, como muchos como usted, son
los directamente beneficiados con tanto desbarajuste, triunfalismo, poca
exigencia y la incesante expulsión de la afición de Madrid, los puristas.
Seguro que no llegará a entender jamás los argumentos de los que ya se han
marchado, pero ya le digo yo a usted que tal y como va esto, no podemos con su
triunfalismo.
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