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sábado, 12 de marzo de 2016

Ignacio Sánchez Mejías, del ruedo a la literatura


La prematura muerte del torero derramó textos y versos, lágrimas y llantos para la historia


gnacio Sánchez Mejías - ABC
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El torero Ignacio Sánchez Mejías no sólo quiso triunfar en el mundo de los toros sino también en el de la literatura, con el estoque pero también con la estilográfica, según ha dicho a Efe la profesora de Literatura Susana Teruel, quien ha analizado toda la obra literaria del mítico torero.

«Ignacio Sánchez Mejías. Un torero en la literatura» es el título del estudio de más de seiscientas páginas que, publicado por la Universidad de Sevilla y la Fundación Real Maestranza de Sevilla, ha dedicado Susana Teruel no sólo a la producción teatral y narrativa del torero sino también a sus conferencias y a sus artículos periodísticos.

El estudio incluye, bajo el epígrafe «La resurrección: El mito transformado en poesía», los poemas que sus amigos, entre ellos varios miembros de la Generación del 27, escribieron con motivo de su muerte en el ruedo, el más conocido de los cuales firmó Federico García Lorca, «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías».

«La muerte del torero consternó a todos sus amigos, que le escribieron poemas que eran elegías al héroe; lo vieron como al héroe que a edad temprana sucumbe de manera trágica; aquella muerte los conmocionó», ha asegurado Teruel.

De ese sentimiento dan fe los versos que le dedicaron José María de Cossío, José del Río Sainz, Luis Fernández Ardavín, Miguel Hernández, Mariano Brull, Rafael Alberti, Benjamín Peret, Gerardo Diego y Domingo Manfredi Cano, además de alguna copla popular, de los que Teruel efectúa una lectura crítica en su libro.

Novela y teatro

La profesora ha señalado que también en lo literario fue prematura la muerte de Sánchez Mejías y que algunos apartados de su literatura, como el narrativo, con una sola novela, seguro que hubiera seguido creciendo con su madurez.

Teruel ha considerado que su producción literaria de más valor fue su teatro, «al que trató de dar un aire nuevo y personal», como sucede en el drama «Sinrazón» en el que «la locura invade la escena».
«Más que un teatro de vanguardia hace un teatro en la vanguardia, incorporando los aspectos que considera más novedosos, como los sueños y la locura», ha añadido.

Sánchez Mejías «es un torero que ama su profesión» y la sabe defender en sus textos periodísticos, pero cuando la aborda literariamente «trata de ir más allá; indaga en la personalidad de los toreros, y en esa lucha interior que mantienen; y muchos de sus personajes tratan de mostrar la parte buena de la vida pero no logran olvidar el lado amargo, como sucede en la vida del torero».

La generación del 27

Teruel considera que sus amigos intelectuales, y particularmente los poetas del 27, tuvieron consideración intelectual por el torero y le daban trato de escritor, en especial Rafael Alberti, «que admiraba mucho todo lo que hacía Sánchez Mejías».

La literatura del torero, según la profesora, sigue siendo actual «porque tiene una forma de escribir muy sencilla; y sus temas son polémicos y expresados con intensidad».

Eso sucede en sus textos periodísticos, en algunos de los cuales defiende a ultranza la fiesta de los toros, en otros comenta de manera crítica sus propias actuaciones en el ruedo y, al igual que defiende la fiesta, sabe defenderse en otros en los que encara a un sector de la crítico que le consideró un torero menor.

En el epígrafe dedicado al «estilo del periodista», Teruel asegura que es en los periódicos donde el torero demostró «su cultura, su voz personalísima, su ironía inteligente, su elegancia, su gran sinceridad, su carácter belicoso y desafiante ante las injusticias, su emoción ante la fiesta taurina y ante la literatura y, en definitiva, el gran amor que siente por lo que hace».

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