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sábado, 7 de mayo de 2016

Apoteosis por bulerías de José Tomás emérito

El reaparecido torero de Galapagar sale a hombros con tres orejas y rabo entre Juan José Padilla, José María Manzanares y el mayoral de Cuvillo en un ambiente de exaltación de su regreso a España dos años después.

 


El Rey (emérito) y yo partimos desde Madrid hacia Jerez, hora arriba, hora abajo, en la mañana de ayer. Don Juan Carlos desde el aeropuerto de Torrejón y menda en AVE, que es otra forma de volar, otro pájaro de acero. Imagino que el Monarca con la ilusión inmaculada por José Tomás y uno agarrado al respeto por su inmensa historia en los ruedos. Este regreso en Jerez tras dos años de ausencia en España no trae nada nuevo. Una plaza menor para un torero mayúsculo. El planteamiento que hace un lustro parecía encaminado a afrontar empresas mayores y que defendíamos como la revolución del toreo se ha quedado por el camino. Por la fenomenología económica y el toro jerezano se explica. La explicación de otro récord de ventas, 8.300 abonos, las entradas fulminadas en 24 horas, los precios de la reventa, la ocupación hotelera, el impacto en Jerez de la Frontera donde se comen las papas enteras...
José Tomás, Manzanares, Padilla y el mayoral salen a hombros en Jerez. EFE

Cuando entró el Rey (emérito) a su barrera, la plaza se caía en una ovación. Como también se caía con JT en una ovación compartida con Padilla y Manzanares. Una pancarta roja y gualda daba la bienvenida a todos: "¡Viva España y su Monarquía!".

El Ciclón de la tierra puso toda la carne en el asador para remontar un tercio de banderillas fallón. Cuarto par. De dentro afuera. Y el cuvillo castaño y sin picar le ganó el terreno con sus muchos pies. Por el pecho lo prendió. Como un atropellamiento. Quedó Padilla doblado y vacío de aire. A la enfermería. A José Tomás le fueron pronto con la noticia de que saldría. Allí nadie había hecho por coger la muleta. Se supone que por eso. Y Juan José salió zurcido, brindó al Rey (emérito) y guerreó -expuesto como toda la lidia desde las tafalleras del saludo- haciendo de tripas corazón con el toro polvorilla.Todavía sufrió al entrar a matar.

José Tomás volvió del exilio con Lanudo, un cuvillo lavado y feito. Colorado de pinta y bravito. Desplegó el reaparecido chicuelinas a modo de salutación sobre la boca de riego. Y un quite por gaoneras impertérritas de suerte cargada. Jugó con generosidad las distancias de la pronta embestida. Ya desde entonces. Así lució mucho a Lanudo. Como en el prólogo por estatuarios embraguetados.

Bramó la masa enfervorecida cuando soltó la muleta por abajo. Lenta diestra y una pausa para orientar la faena hacia terrenos opuestos. El cuvillo se había quedado mirando al reloj de González Byass... Y otras vez metros de por medio con la derecha ofrecida. El don del temple a veces interrumpido por el viento. La izquierda explotó el pitón del toro y reventó el toreo al natural. De tan profundo y despacio. Un soberbio cambio de mano lo había predecido. Después hubo más. Como momentos zurdos salpicados de grandeza. Un afarolado, algún que otro enganchón con Eolo enredando y un broche pétreo. Enhiesto ciprés de Silos. La estocada atravesada trajo muerte. Y las dos orejas y el rabo sobredimensionadas. Como la inexplicable vuelta al ruedo en el arrastre a Lanudo.

José María Manzanares se subió al carro de la gloria con otro Lanudo. A cual más lindo. Solo que éste con más clase. También Manzanares introdujo a Chicuelo en la salutación. Y en un quite posterior de baja ejecución. La faena ofrendada a Don Juan Carlos desprendió parsimonia y pausas. Facilidad y empaque. El espadazo en la suerte de recibir sucedió también a cámara lenta. Sonó como un crujido. Cayeron las orejas a la par.

Extraordinario de veras fue el cuarto de Cuvillo. Más aparente la corrida desde entonces. A Dudosito no le dudó Padilla desde las banderillas y la apertura de faena de rodillas. Faena de largo trazo siempre al hilo. Hasta en los molinetes hacía el toro avión. Un espadazo trasero y caído en los mismos le entregó los trofeos. Palmas por bulerías...

A las 20:55 el quinto más apretado y sin cuello desarmaba de capote a José Tomás. No brindó a nadie JT esta vez. Ni al Rey (emérito). Cero estilo el del cuvillo sin humillación ni entrega. Faena de veteranía, de rey emérito también, y algún guiño a quienes recuerdan los viejos tiempos de tierra de fuego como si fuera ayer... Renunció el toro, muerto de una estocada. Otra oreja muy fan y más palmas por bulerías, que casi sonaban guiri.

Un último de divinas hechuras colocaba la cara de lujo en los vuelos de José María Manzanares, un punto reponedor y pegajoso en la ausencia de mando. Y volvió el Manzanares impostado de exagerada técnica y extraña colocación, así como por los cuellos del toro. Ya al final al cuvillo le entraron casi tantas ganas de irse como a su matador.

La lluvia y los paraguas evitaron las palmas por bulerías en la salida a hombros de José Tomás y compañía. La próxima parada de la caravana será en Alicante.

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