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jueves, 15 de septiembre de 2016

Espantar lo malo

A hombros se fue Perera tras cuajar y cortar dos orejas a un extraordinario segundo de Montalvo de vuelta al ruedo; Castella escuchó tres avisos en el cuarto y la verdad de Ureña paseó un trofeo

Espantar lo malo 

MARÍA FUENTES / FOTOGALERÍA: ADRIÁN MARTÍN
Dicen que en muchas partes del mundo tirar la sal al suelo es un hecho de mala suerte, aunque lo cierto es que la sal es utilizada en preparación del agua bendita. Eso, hace que algunos la usen para ahuyentar los malos espíritus. Sal algunos, laurel otros, ajo incluso, no lo sé. No importa lo que sea y el método en que se haga, pero los malos espíritus y los turbios recuerdos hay que espantarlos siempre. Lo sabe Perera, que hoy su sal fue su concepto del temple, el poder en sus muñecas y el oficio adquirido. Sabe Perera que hoy se rindió ante él La Glorieta porque los recuerdos que apoderamos todos en la retina del pasado ciclo no fueron buenos. Porque hace un año encogió los corazones y se impuso a la vida. Hoy ahuyentó eso gris de las retinas a base de verdad y lo convirtió en azul cielo cuando se fueron hasta las nubes, que no el frío, y por chiqueros salió ‘Brivón’, torazo de vuelta al ruedo. Humillaba con codicia y franqueza éste de Montalvo con ese pellizco que viaja en sintonía con los toques macizos de Miguel Ángel cuando lo meció con clase a la verónica y se encajó en un quite por chicuelinas, cuando dibujó naturales pasándoselo cerca, y bajó la mano y templó la humillación con rematadas series por las diestras. Alma caliente, valor innato y figura vertical para culminar con los aceros lo que fueron altos vuelos, y fueron dos, que no se diluyeron por lo que vino después cuando le faltó celo a ‘Mandadero’ y tuvo asperosa embestida que no permitió brillar.
Una se llevó Ureña cuando se la puso a ‘Relamido’ con verdad, que fue otro toro de nota, porque obedecía a los toques con clase y exigía mando en el trazo. Pedía distancias y le recetó el murciano series hondas por la diestra y clase al natural, una verdad de Paco que no pudo culminar en una plaza que se le esperaba porque Salamanca sabe que éste atesora una pureza que es difícil de localizar. Ante el cierraplaza, ‘Rebujito’, Ureña evitó brusquedades y ejecutó con mimo a este manso que se dañó en los primeros tercios, fue pitado y ya condicionó todo cuando la noche se dejaba caer, se cerraba la Feria y aquello iba a peor.
Lo demás, un Castella haciendo un tremendo esfuerzo para brillar ante el cuarto, desclasado ‘Espingardo’. Se empeñó en exprimir de donde no había aguantado miradas, intenciones y tragando vencidas en corto antes de que un desajuste con los aceros provocara que se llevaran vivito al animal a los corrales. No encontró el baile Sebastián tampoco en su primero cuando no le encontró la chispa a ‘Superior’ que le faltó casta. Le pegó muletazos buenos porque tiene oficio Sebastián para hacerlo y dejó sensaciones que se diluyeron pronto.
Y es que antes, ya había salido un tío con rostro serio al ruedo empeñado en espantar los males. Ése fue Miguel Ángel, que lleva innata la verdad y el valor que superan obstáculos. Un Perera que sigue construyendo toreo caro consciente de que la libertad se logra cuando uno tiene el dominio absoluto de sí mismo. Con eso, salió en volandas, porque así, no hay mal que se resiste a quedarse.
FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Glorieta, Salamanca. Sexta de abono. Quinta de abono. Corrida de toros.

Seis toros de Montalvo.

Sebastián Castella, silencio y silencio tras tres avisos. 

Miguel Ángel Perera, dos orejas y silencio. 

Paco Ureña, oreja y silencio.

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