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domingo, 26 de agosto de 2018

Vuelta para Colombo y percance de Ángel Sánchez

FERIA DE LOS REMEDIOS


Profundo derechazo de Colombo, que perdió el premio con la espada Twitter: @CosoColmenar


Deslucida tarde la segunda de la Feria de los Remedios, marcada por el percance de Ángel Sánchez, herido en el tercero, y salvada por la disposición de Jesús Enrique Colombo, que perdió el triunfo por el fallo con los aceros.

Repetía Colombo en Colmenar tras cortar un rabo el pasado año. Entonces como novillero arrollador, ahora como matador en busca de un hueco en grandes ferias y carteles. Había perdido algo de chispa el torero venezolano en sus primeros meses en el escalafón superior, pero conserva virtudes que, maduradas, le servirán para dar que hablar. Estas son la variedad en el capote, la facilidad con los palos y la contundencia con la espada, que quedaron de manifiesto en su aplomado primero, que le dio poca opción con la muleta.

El percance de Ángel Sánchez en el tercero alteró el orden previsto de la lidia. En cuarto lugar salió el reseñado como quinto. Y con el Colombo, que volvió a brillar en banderillas, recordó por momentos al de hace un año. Solvente, animoso y dispuesto, completó una vistosa faena en la que no faltó tampoco el susto en el epílogo. Se libró de milagro. El fallo con el descabello se llevó la oreja.

Cerró plaza Colombo con el toro que debía haber sido lidiado por Ángel Sánchez. Aclamado en banderillas, fue obligado a poner cuatro pares. Y de nuevo se mostró afanoso con las telas en una faena de premio que volvió a emborronar con la espada.
Como a sus dos primeros hermanos, le costó ir hacia adelante al tercero. Tiró de él Ángel Sánchez en redondo y al cambiar de mano el toro le avisó acortando el viaje. Volvió a ponerse al natural, y en el de pecho de remate, el toro, certero, no le perdonó. De la fea voltereta salió Sánchez herido leve en la zona peneana, según el parte médico. Miguel de Pablo acabó con la vida del toro.

Arrolló de salida el primero, alto de agujas, que buscó salida al otro lado de las tablas. Reservón, se guardó siempre todo. Todo lo malo, porque nada bueno llevaba dentro. Mirón el toro, midiendo siempre cada alamar del terno de un De Pablo sincero y capaz hasta que el astado, podido, tomó camino de toriles en señal de rendición. Allí planteó batalla el colmenareño, triunfador en 2017, y una tanda al natural tuvo exposición. Fue aplaudido su esfuerzo.

No pudo reeditar el triunfo del año anterior. El cuarto tampoco le dio opción. Deslucido, sólo pudo mostrar buena disposición.

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