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miércoles, 10 de julio de 2019

Pablo Aguado, corredor antes que torero: "En el encierro se pasa más miedo que en la plaza"

El sevillano analiza su debut en Pamplona tras haber participado en un encierro en los Sanfermines de 2010

El diestro, en el centro, con camiseta negra. FOTO CORTESÍA DE PABLO AGUADO

HUGO ALGUACIL PÉREZ
Es el torero al que todos los aficionados quieren ver. La sensación de la temporada. El custodio de lo clásico y de la medida. Lo intemporal. Pablo Aguado encaja todo calificativo excepto el de "torero de moda". Ese no le gusta nada, consciente de que las novedades pasan cuando baja la efervescencia. Desde la posición que se ganó en las primaveras de Sevilla y Madrid encara su primer verano en los carteles caros. Acepta el reto de ser esperado, observado y exigido.

"Es gratificante que la gente quiera ir a verme. Es muy bonito y me crea aún más responsabilidad. Llego a un compromiso tan serio como el de Pamplona con mucha moral por cómo está yendo el año", afirma el diestro sevillano, consciente tanto de la importancia que tiene esta plaza en su crecimiento como torero como de lo que ocurriría si creyera que no le queda camino por recorrer: "Si no se mantiene el nivel se deja de estar de moda".

Ocho días separaron las dos tardes mágicas de mayo. En la primera, en el luminoso viernes de Farolillos y en un cartel con Morante de la Puebla y Roca Rey, cortó las cuatro orejas a los toros de Jandilla y salió por la Puerta del Príncipe. Con la expectación disparada tras llevar a la locura a su Sevilla, rindió Madrid con la yema de sus dedos en una faena de silencios y crujíos en los tendidos. La espada le libró del trago en que se ha convertido el trayecto desde la Puerta Grande de Las Ventas hasta el coche de cuadrillas.

"Quiero vivir Pamplona tal y como es"

Aguado hará el paseíllo sin montera en la bulla que es la plaza de toros de Pamplona. No actúo de novillero, tampoco en 2018, cuando ya había tomado la alternativa. Este 2019 se presenta en la Feria del Toro en la corrida de Victoriano del Río junto a Antonio Ferrera y Julián López El Juli. Si se lo dicen en invierno... "habría sido difícil de creer", admite sin rubor.

La identidad de Pamplona es especial como especial es Pablo Aguado. Las peñas cantarán, bailarán y beberán toree quien toree pero si en el ruedo prende la inspiración los tendidos, con aficionados tan entendidos como en cualquier otro lugar, arderán. "Claro que mi toreo puede cuajar en Pamplona, el mío y el de todos. Cuando surge algo que tiene emoción, sea en el concepto que sea, llega a todo tipo de público".

¿Se puede silenciar esta plaza? Obviamente no, ni tampoco es algo que busque ni necesite: "Quiero vivir Pamplona tal y como es, sin cambiar nada".

"En el encierro no dominas la situación"

Todo matador anunciado en la Feria del Toro anhela emerger en volandas por el callejón en el sentido contrario al que siguen los toros en el encierro de la mañana. Pablo Aguado sueña con divisar y acercarse a la curva de Telefónica y, esta vez sí, disfrutar. Como corredor eso no es posible.

Fue en 2010 -"el año que ganamos el Mundial"-, cuando tenía 19 años. Con una camiseta negra, pantalón blanco y pañuelico rojo al cuello, Pablo Aguado se colocó al final de la Estafeta dispuesto a correr el encierro de Miura. "No cogí toro", lamenta, algo que sí consiguió con los de Jandilla. Un año antes, en ese mismo lugar un astado de esa ganadería corneaba mortalmente a Daniel Jimeno.

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