El extremeño vuelve el 11 de abril en la Feria de Pascua de Arles
Cartel anunciador de la Feria de Arles
Rosario Pérez
Que Alejandro Talavante torea como Dios lo sabe hasta el Espíritu Santo. Que es un torero necesario, también. Y que tiene cualidades singulares, con una pureza que engrandece la tauromaquia, es tan cierto como que hoy es 14 de enero.
Pero no es menos cierto que la pureza también debe estar en los toros y una reaparición no puede anunciarse con una categoría tan poco acorde a los quilates de su toreo. ¿Toros «por definir», maestro? No es extraño que los aficionados se mosqueen con el menosprecio que a veces las figuras parecen hacer al bravo que sustenta el espectáculo, como si fuese lo que menos importase: léase lo de toros por determinar o lo de esos animales indignos que han saltado recientemente al otro lado del charco. Una vergüenza. Si no se han querido pisar ganaderías hasta ahora para no dar pistas, desacertada fue la jugada.
Tampoco se entiende que siendo Arles el escenario elegido para una reaparición tan deseada como la de Alejandro «Magno» Talavante hasta el cartel anunciador tenga tan poca categoría, con un torero flotando... No se sabe si como metáfora de una feria de altura, de un toreo soñado y celestial o de si los gurús en marketing de la feria estaban en las nubes o en la luna de Valencia.
Hay que felicitar a Juan Bautista por ser capaz de aunar en la Feria de Pascua tantos alicientes, desde el regreso de Talavante al de Rafaelillo, que se fajará de nuevo con miuras, la misma ganadería con la que estuvo a punto de perder la vida el último San Fermín. Al aguerrido torero de Murcia no le ha temblado el ánimo para regresar con una divisa de tan fiera leyenda. Chapeau! por el gesto. No falta el nombre de las seis ganaderías en el solo de Diego Ventura, otro atractivo más para los amantes del rejoneo.
Ya se verá qué tipo de temporada diseña en España Talavante, al que ha tanteado y lanzado la caña más de un empresario, alguno de plaza de primerísima categoría. Aunque el acuerdo para Arles se ha fraguado especialmente entre Bautista y el propio Talavante, también han entrado en juego sus apoderados. ¿Su hermano y su administrador? ¿O se imaginan a una figura como Joselito y Martín Arranz rigiendo su destino?
Ya se verá si esta vuelta es al estilo de José Tomás, uno de los referentes del extremeño, con contadísimas apariciones. Lo que importa ahora es que el coliseo francés cuelgue el «No hay billetes» y se reviva el sábado de Gloria una tarde de ídem. Que el toreo de Talavante es gloria bendita lo sabe hasta el que flota en el aire. Pero qué extraña categoría para anunciar/vender una reaparición que debería ser todo un acontecimiento.
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