Jesús Ramírez "El Tato"
Me había propuesto descansar unos días del ajetreo informativo taurino. Unos días apartado del teclado con que convivimos y disfrutamos, pero este 12 de octubre cambió todo en la capital del toreo y también a éste cronista.
La despedida del valeroso torero Fernando Robleño, resultó opacada por la inesperada retirada de "Morante de la Puebla" tras cortar dos orejas.
La fragilidad anímica que hace presa en el discutido torero, junto a una cornada y volteretas continuas en los últimos compromisos, al parecer prevalecieron en el genial torero qué sin más, se fué a los medios a desprenderse él mismo el añadido, entre sollozos, ante una plaza asombrada por el gesto.
Morante le dió cuerpo, forma y sentimiento a un toreo que parecía desvanecido, opaco sin público.
Su tauromaquia revestida de añejo misterio y duende abrió flancos que se hicieron suyos, ínimitables en medio de un toreo variado que parecía marchito.
No fué extraño que durante su faena en Madrid, los de siempre lo pitaran, porque se quedaron en la cáscara de su toreo y no supieron llegar a lo más profundo de ese dominio del misterio del temple y el arte que Morante trajo de la cuna.
El de la Puebla, que tuvo varias veces al borde del abismo, nos devuelve ahora la cruda realidad del toreo que refleja, que la torre más sólida de la tauromaquia, puede tambalearse por azote de sus propios temores.
La última faena de Morante en las Ventas. Por ahora?
Los toreros se quitan del toro por muchas razones, falta de contratos , ambición o desilusión, pero la razón más oculta y sorpresiva, solo la revelan en la intimidad, al tener la certeza que es la mejor decisión.
Hoy se va Morante con el misterio de siempre, su misterio, su duende, su toreria. Y no habrá pugna de luces por ocupar su lugar único, muy suyo. Pero si habrán esfuerzos fuertes por el toreo del 12 de octubre en la mañana venteña.
El que revivió con solera antoñetista el gran Curro Vásquez y César Rincón con ese sentido de la distancia, el conocimiento y el temple y el que se llevó Morante con el toro de Garcigrande, de valor, estética, dominio y temeridad.
Tras ese añadido desprendido se va la nostalgia por lo vivido y eso no se olvida porque el toreo es cosa del alma donde fluyen ambiciones y también fracasos. Será un hasta luego?......