Ambos cortaron dos orejas cada uno en una tarde de intensa lluvia que desembocó en tormenta teniendo que suspenderse el festejo a la muerte del quinto
Mundotoro
Una tormenta perfecta y un diluvio universal sobre Pamplona no impidieron que Guillermo Hermoso de Mendoza y Roberto Armendáriz triunfaran en el festejo de rejones de la segunda de la Feria de San Fermín, que tuvo que ser suspendido a la muerte del quinto bajo un tremendo aguacero, rayos incluidos. Ambos lucharon contra la lluvia, presente todo el festejo, y el consiguiente encharcado piso de plaza. El joven estellés paseó las dos orejas tras culminar una gran obra al tercero de Carmen Lorenzo, premiado con la vuelta al ruedo, mientras que el de Noain cortó una oreja del segundo y otra del sobrero que hizo quinto.
El agua hizo que las faenas de Pablo Hermoso de Mendoza no llegaran a unos tendidos que hicieron la espantada después de que la plaza se llenara hasta la bandera al comienzo del espectáculo.Emocionante fue el tercero, un toro con transmisión al que Guillermo Hermoso de Mendoza toreó con temple, emoción y gran pureza bajo la lluvia. Le formó un lío y le cortó las dos orejas siendo el toro premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre bajo un tremendo aguacero.
Roberto Armendáriz paseó la primera oreja de la tarde bajo el diluvio en el segundo tras una actuación espectacular y emocionante en la que incluso le quitó la cabezada a uno de sus equinos desatando el júbilo del público.
El quinto se descordó con el primer rejón de castigo y tuvo que ser devuelto teniendo que ser apuntillado en el centro del ruedo. Apretó con más fuerza el diluvio con una fuerte tormenta y salió el sobrero, al que un épico Armendáriz hizo frente contra los elementos: un ruedo encharcado y bajo un impresionante aguacero, con poca gente ya en los tendidos en una labor de gran mérito. Pidió el público la oreja, que fue concedida y así consiguió la Puerta Grande antes de que el festejo fuera suspendido a la muerte del quinto.
Pablo Hermoso de Mendoza toreó con pureza y temple al toro de Carmen Lorenzo que abrió el festejo, pero la importante obra del navarro no tuvo eco debido a que la lluvia hizo acto de presencia, lo que hizo que parte del público abandonara los tendidos. Luego el aguacero, más fuerte aún, deslució la buena faena del navarro al cuarto, que el público no valoró en su justa medida debido al fuerte diluvio que caía sobre Pamplona.
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