La ganadería abulense vuelve a protagonizar un veloz encierro, tras los incidentes de los primeros años
Llegaban los toros de José Escolar con los fantasmas suscitados en los primeros años por este hierro -tras darse la vuelta un astado antes de llegar a la hornacina de San Fermín en La Cuesta de Santo Domingo– y confirmaron la nueva tendencia, pues los astados abulenses completaron el recorrido en tan sólo 2 minutos y 23 segundos. A pesar de la multitud…
Del Corral de Santo Domingo salieron cinco toros hermanados con los bueyes y otro dos o tres metros descolgado, pendiente en esos primeros metros de todos los lados hasta que fue cogiendo tranco en su carrera y alcanzar a sus hermanos, que arrasaron por La Cuesta de Santo Domingo.
Abrieron la parada de bueyes la carrera hasta los último metros del primer tramo, cuando un toro de Escolar cogió la delantera, no si antes, derribar a varios mozos arrollados por la enorme velocidad.
Fue ya está la tónica del resto del corrido: un toro abriendo la carrera, con los mozos ‘pegándose’ por coger su cara entre la multitud, y, luego, el resto de la manada muy agrupada. No pusieron las cosas fáciles a los corredores en el primer tramo de la Calle Estafeta por las revoluciones de los pasos. Algo que se atemperó en el segundo tramo, cuando las buenas carreras se hicieron más loables en esa lucha de brazos. Las caídas estuvieron presentes en cada metro del recorrido.
Unas carrera apretadas con una manada central formada por cinco toros que abrió más su hueco en Telefónica. Momentos de apuros en el embudo final con los astados pasando las palas de sus pitones, como si de un ‘zig-zag’ se tratara, por las espaldas de los corredores. Una vez en la plaza, los toros entraron sin mayor dilación a unos corrales desde los que se lanzó el cohete final marcando en 2 minutos y 23 segundos la duración del segundo encierro de San Fermín 2023.
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