viernes, 15 de abril de 2011

Los guantazos de Utrera Por Carlos Crivell

He querido guardar un silencio prudente tras los sucesos del pasado domingo en Utrera. Ya saben que dos aficionados resultaron lesionados por los golpes propinados por algunos miembros de la cuadrilla de Finito de Córdoba. Como no presencié el incidente no puedo contar nada sobre el suceso. Sin embargo, es la hora de hacer algunas reflexiones.

Lo primero es que Finito estuvo muy mal. No sólo estuvo mal, es que dio una pobre impresión de cara al resto de la temporada. Sus toros fueron vulgares, el primero acabó medio embistiendo, pero el de Córdoba no se quedó quieto nunca y fue la viva imagen de la impotencia. Estuvo mal en Utrera y se adivina una temporada muy difícil para Juan Serrano.

Dicho esto, a la salida de la plaza, cuando el torero y su cuadrilla estaban dentro del coche se produjeron los incidentes. No es aventurado pensar que si los miembros de la cuadrilla de Finito salieron a enfrentarse a los aficionados fue porque hubo una provocación temeraria por medio. Es decir, es más que probable que las palabras de los aficionados fueran gruesas e intolerables. A pesar de ello, unos profesionales del toreo deben estar curtidos para aguantar este tipo de provocaciones. Lo que nunca debieron hacer es salir a enfrentarse con los provocadores.

Al final de todo, siempre ocurre lo mismo. La Fiesta es protagonista en distintos medios porque dos personas resultaron heridas por los golpes de los miembros de la cuadrilla de Finito. Los medios sensacionalistas, los que no se ocupan de reflejar los acontecimientos serios que ocurren en las plazas, andan propagando la noticia. Algunos medios más serios le están dando más importancia de la debida. Lo que no le interesa ahora al toreo son estas trifulcas que le llevan a primera plana como si estas cosas pasaran todas las tardes. Mal por los provocadores, muy mal por la cuadrilla de Finito, mal por todos, porque por su culpa de nuevo andan los voceros contando que en la Fiesta hay una tropa de desalmados. Y no es así. En las plazas, en la misma Utrera, pasan cosas de mayor importancia, como el triunfo de Luis Vilches, que ahora queda minimizado por los tres guantazos de unos taurinos nerviosos a unos exaltados fuera de control.


 

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