México más cerca de prohibir las corridas de toros
Monumental Plaza Mexico inaugurada el 5 de febrero de 1946 |
ASELA VILAR
EFE
MEXICO -- Defensores y detractores de las corridas de toros libran en la capital mexicana su última batalla, después de que una comisión de la Asamblea Legislativa de la ciudad avalase echar el cierre a este controvertido espectáculo.“Si lo prohíben dejan sin trabajo a cinco mil personas con empleo directo y a otro número similar con empleo indirecto”, argumentó el promotor gerente de la Monumental Plaza México, Juan Castañeda.
Inaugurada el 5 de febrero de 1946, esta colosal construcción es el símbolo más representativo del arraigado fervor taurino que se vive en el país, donde se calcula que existen 22 escuelas de toreo y alrededor de 280 ganaderías.
“El fin del toro de lidia es estar en las corridas, si no, esa especie desaparecería porque para obtener carne ya tenemos a los animales mansos”, continuó Castañeda junto a las escalinatas de la mayor plaza de toros del mundo, con un aforo de 40,000 personas.
No quiso ni oír hablar de que el pasado marzo una comisión de la Asamblea Legislativa (congreso local) del Distrito Federal aprobó un proyecto de ley que prohíbe las corridas de toros en esta ciudad, con tres votos a favor y dos abstenciones.
La iniciativa, que deberá ser llevada al pleno de la Asamblea antes de que concluya el actual periodo de sesiones, el próximo 30 de abril, pretende modificar el artículo 42 de la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos.
“Al fin y al cabo, al que le gusta, bien, y al que no, pues que no venga”, sugirió con tono firme, consciente de que la afición en esta gran urbe es menor que en otras zonas del país.
Hizo hincapié en que no se trata de un espectáculo violento que pueda causar problemas de agresividad en sus espectadores, como dicen los antitaurinos. “Hasta ahora no ha habido ningún torero que por dedicarse a ello se le hubiera ocurrido matar gente”, razonó.
No opinó lo mismo la responsable de ecología del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Mariana Boy, quien considera que además de por el maltrato animal, los toros deben prohibirse por las implicaciones sociales y psicológicas que tienen.
“Está comprobado que el hecho de ser espectador de este tipo de eventos insensibiliza a las personas en términos de maltrato animal y también son más propensos a estar en situación de maltrato infantil o de género”, manifestó.
El partido del que forma parte Boy es uno de los impulsores de la prohibición de las corridas de toros, junto a miembros del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI); sin embargo, el tema causa tal controversia que también existen discrepancias internas.
Durante décadas, México ha sido cuna del toreo español, un lugar al que acudían jóvenes matadores que por ser menores de dieciséis años no podían ejercer en España. Uno de ellos, Julián López, más conocido como “El Juli”, reconoce a México como “su segunda casa”.
“Vemos todos los días en televisión, en los telediarios, en los dibujos una violencia brutal, no creo que psicológicamente a un niño o a un adulto le haga violento ver una corrida de toros”, precisó “El Juli” en entrevista telefónica desde Madrid.
Desde su óptica, prohibir este espectáculo en la capital mexicana sería “darle la espalda a años de historia, tradición, cultura y a todos los toreros que han llevado el nombre de méxico por el mundo”.
Desde una perspectiva más económica, el matador de toros y representante de la Asociación Nacional de Matadores, Rejoneadores y similares, Antonio Urrutia, alegó que prohibir la fiesta haría aumentar el desempleo en la ciudad.
El debate sobre la prohibición o no de las corridas de toros en México no es nuevo, tal y como recordó la ex directora del emblemático zoológico de Chapultepec María Elena Hoyo, quien fue la primera mujer en dirigir este centro, el segundo mayor del país.
Desde los años 70, Hoyo combate las corridas de toros pues afirma que se trata de un espectáculo “primitivo” y “salvaje”, que ya sólo se permite en ocho países y que a su juicio está en las últimas.
“Siento que los jóvenes hoy en día desprecian ese tipo de espectáculos, por llamarles de algún modo, y están apuntalando con su ausencia la fiesta. Es una tradición que ya tiene los días contados, se va a morir por inanición”, apuntó.
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