miércoles, 30 de mayo de 2012


La revolera

Se ha retirado un artista


Por Paco Mora
Julio Aparicio se cortó la coleta. Le pidió que cumpliera el amargo trance a su compañero Fandi. Atrás queda una carrera con muchas tardes de gran brillantez y torería...
Julio Aparicio se cortó la coleta. Le pidió que cumpliera el amargo trance a su compañero Fandi. Atrás queda una carrera con muchas tardes de gran brillantez y torería. Recuerdo cuando siendo un joven novillero en Sevilla la banda de música del maestro Tejera se arrancó con un pasodoble tan torero como sus verónicas. La faena grande de Las Ventas que le relanzó con fuerza, cuando su apoderado sólo le tenía hecha una corrida en Plasencia, fue memorable Aquel año toreó donde quiso y al precio que quiso. En Alicante, cobró un caché que en aquellos tiempos no lo cobraba nadie, por una corrida televisada por Antena 3. Tengo motivos para saberlo porque a mí me encargó Antonio Asensio que lo contratara. Ese dinero no lo cobraba entonces ningún torero. Ha sido un artista con un gusto exquisito, que ha tenido días de gran inspiración y días de broncas épicas. Pero cuando estaba en su aire dejaba faenas para el recuerdo. La afición de Las Ventas, que fue su plaza talismán, no ha sabido estar a la altura. Debió ser despedido con los espectadores en pie y con una gran ovación. En esos momentos  tristes para un hombre con alma de torero, hay que saber recordar y agradecer la honradez de arrancarse el añadido ante el público que le adoró. 

La corrida de Las Ramblas, bien presentada en general pero blandita. Sólo el quinto tuvo sus chiribitas. Julio Aparicio salió del paso en la que recordará seguramente como la tarde más amarga de su vida de torero.  El Fandi brilló como siempre en banderillas y se comportó en su lote con la entrega en él característica. Perera, como siempre también, hecho un jabato y a punto estuvo de tocar pelo en el último de la tarde. Sigue ahí, que nadie le quiera cerrar el paso. La crónica pormenorizada la encontrarán aquí al lado, realizada por compañeros que lo bordan. Yo me quedo con la impresión de haber visto cómo un hombre, con la coleta se desprendía de un trozo de su alma torera. Hasta siempre Julito, torerazo, amigo…

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