domingo, 16 de septiembre de 2012

FERIA DE LA VENDIMIA


El francés cortó tres orejas en su mano a mano con El Juli, que obtuvo dos trofeos del desigual encierro de Daniel Ruiz

 José Luis Benlloch
Fotos: I.Dupin 
Sebastián Castella ha salido a hombros por la Puerta de los Cónsules tras cortar dos orejas en el mano a mano que sostuvo con El Juli, que sumó dos apéndices y se fue a pie del coliseo nimeño, donde se ha lidiado un encierro de desigual juego de Daniel Ruiz.
Así fuimos contando, toro a toro, todo cuanto acontenció en la última de la Feria de la Vendimia nimeña:
Ha empezado con buen pie el mano a mano de El Juli y Sebastián Castella de esta tarde en Nimes, con la plaza llena a reventar, el cartel de "No hay billetes" colgado en las taquillas y el hándicap de la referencia casi imposible de alcanzar del tremendo triunfo matinal de José Tomás. De momento, todo hace pensar que ninguno de los dos toreros va a querer dejarse ganar la pelea por el de Galapagar.


Abrió plaza un toro de Daniel Ruiz muy complicado y con evidentes dificultades. Casi imposible por el pitón izquierdo y con alguna posibilidad por el lado derecho. El ajustado y torero quite por chicuelinas de Julián fue el primer incendio vespertino. A él siguió una faena fundamentalmente técnica, tirando de un toro al que le costaba tirar hacia adelante y cuya mejor virtud fue humillar por el pitón derecho. A pesar de la mala condición del ejemplar por el izquierdo, la mentalidad de figura del madrileño le hizo torear por ahí al final de la faena aguantando miradas, apretones, probaturas... e incluso a punto estuvo de ser alcanzado en un par de ocasiones. Terminó con manoletinas y una estocada caída y algo trasera. La estocada fue protestada por algunos espectadores. La división de opiniones por el trofeo concedido fue clara.


Con una estocada corta en la cruz, cobrada con excelente estilo, ha echado en tierra al segundo danielruiz de la tarde. Buen toro, exigente y bravo. Castella le hizo el toreo fundamental sobre las dos manos con largura y sometimiento. La inició con cuatro pases cambiados muy emotivos pero seguramente poco adecuados para el inmediato juego del toro; y la remató con un toreo encimista en la corta distancia que tuvo gran repercusión en los tendidos. El trasteo, largo, dio la sensación de que no se valoró como merecía. Quizás sea cuestión del paisanaje, quizás de las comparaciones matinales, pero hasta que no pisó el territorio del encimismo, Nimes permaneció más expectante que entregada. Cortó una oreja.

 
Muestras de desagrado mostró el público al término de la lidia del tercero, un toro soso de salida que no terminó de emplearse en el caballo. Muy técnico, El Juli aguantó una colada terrible y dejó un par de series con la mano izquierda extraídas con sacacorchos. El toro ha humillado, pero el público no le ha echado cuentas a una labor que quizá fue demasiado larga. Se notaron las protestas de quienes no son precisamente partidarios de El Juli y no quisieron entender las dificultades del toro y el mérito del torero. Hubo siseos tras la estocada final.

El cuarto no tuvo clase, no quiso ir para adelante y fue violentón. Su matador, Sebastián Castella, hizo un esfuerzo grande, meritorio, y expuso mucho pero la recompensa fue corta, pues al público le está costando entrar de lleno en la tarde. El de Daniel Ruiz al menos hizo las cosas por abajo, pero tuvo pocas virtudes. Tuvo cierta violencia al principio pero en cuanto le pudieron tendió a pararse. Mató el francés de estocada y escuchó aplausos. A este toro El Juli le hizo un gran quite por cordobinas.


El quinto fue posiblemente el mejor toro de la tarde. Juli, que con la capa lanceó con buen juego de brazos, ganando terreno en cada lance, quitó por lopecinas y de alguna manera rompió el freno que llevaba la tarde, en la que el público había estado midiendo mucho a los toreros y regateando las ovaciones. La faena fue de querer mucho, siempre por abajo y se elevó en el tramo final -ahí es donde rugió el público-, en la corta distancia y dejando al toro lamerle los alamares. Se sintió a Julián muy motivado por ganar el pulso que en los últimos días había mantenido con cierto sector de la afición. Mató de media en la cruz y un golpe de cruceta de torera preparación rodilla en tierra, y paseó una oreja, la segunda de su particular cosecha en el festejo.

Una faena de dos orejas a un excelente toro de Daniel Ruiz cerró la tarde y la feria. Castella buscó con fe el triunfo en una labor de mucha disposición, bien planteada, mejor musitada -¡hay que ver la ovación que se llevó el maestro!- y que subió de intensidad en la parte final, una vez más, en la corta distancia. Rompió finalmente el público, al que le costó quizá entrar en materia y la estocada fulminante puso en sus manos los dos trofeos y la salida en volandas por la Puerta de los Cónsules.

Nimes, 16 de septiembre de 2012. Toros de Daniel Ruiz, de juego desigual. EL JULI: Oreja tras aviso con división de opiniones, siseos y oreja; y SEBASTIÁN CASTELLA: Oreja tras aviso, aplausos y dos orejas. Entrada: Lleno de "No hay billetes".

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