miércoles, 10 de octubre de 2012


¿POR QUÉ NO ME HABÉIS HECHO EL QUITE?
(Antonio Bienvenida)

- ¡Déjala ya!, Miguel, después de otro capotazo, puerta.

Toreaba su sobrino Miguel, al que el maestro quería ver, en la plaza de tienta de la finca Puerta Verde, situada en El Escorial, propiedad de la ganadera y amiga Amelia Pérez-Tabernero Montalvo. Abierta la puerta que da al campo, una vez que salió la becerra toreada, otra, de nombre “Conocida” se quedó fija sobre la figura del maestro y, embistiéndole por detrás, le dio una voltereta ocasionándole lesiones que, días más tarde, le causarían la muerte. Tendido en la arena preguntó:

- ¿Por qué no me habéis hecho el quite?

- Antonio, no la hemos visto, ha venido rapidísima, respondió Ángel Luís, su hermano.

- No moverme y llevarme al hospital.

Intuía que podría tener lesiones cervicales graves, por eso pedía que no le movieran. La caída era para desnucar.

Llegaron las asistencias y fue trasladado a Madrid al Hospital de La Paz. Trascurrieron lentas las horas en aquella tarde del 4 de octubre de 1975. En los campos de El Escorial se había producido la tragedia que nadie imaginaba siendo aquella una fiesta familiar.

La plaza de tienta de la finca Puerta Verde es bonita y de estilo sobrio. Posee todos los servicios necesarios para la tienta y faenas camperas. Su ruedo puede medir, aproximadamente, 15 o 20 metros de diámetro. Los burladeros están soportados sobre tres estrechos pilares de hierro que llegan hasta el tejadillo que los cubre. Tiene aberturas, a la altura de los ojos, para ver el ruedo. El palco es sencillo pero cómodo. A su derecha hay bancadas para los invitados.

En esta placita, que le gustaba tanto, sin olor de multitudes, sin estar frente al toro, en silencio se fue para siempre Antonio Bienvenida. Terminaron así 829 corridas de toros y 1628 reses estoqueadas. De ellas 106 actuaciones en la plaza de Las Ventas y 55 en la monumental de Barcelona.

Que clase de torero era el maestro Bienvenida que, en pleno auge como figura del toreo, el Monstruo de Córdoba opinó así de él, en conversación con Pepe, su hermano:

“¡Que torero he visto, Pepe!, te voy a decir que si a ese toro del Conde, lo toreamos con la muleta todos los que dicen que toreamos bien, pero todos los de ahora y los de antes y, después, coge la muleta tu hermano Antonio, nos echa a todos al estribo. La ventaja que tenemos los demás frente a él es que durará en esto veinticinco años, y como así no se puede torear todas las tardes cuajará en todo ese tiempo, cuatro o cinco toros como el que le he visto en Bilbao”.

No se equivocó Manolete, duró en el toreo 29 años. En este tiempo los triunfos fueron incontables en España y América.

De la misma manera, Antonio Bienvenida era admirador del Califa de Córdoba. En una ocasión, alguien, se permitió criticar al cordobés diciendo que Manolete llevaba la faena en la maleta; el maestro, con algo de malestar por la crítica, contestó a su interlocutor:

“Ojalá los demás fuéramos capaces de inventar una que gustase tanto, meterla en nuestra maleta, sacarla todas las tardes y estar lo bien de verdad que él está con tantos toros distintos. Perdona, añadió, pero los que no os ponéis delante de los toros no tenéis ni idea del mérito de Manolete”.

Colaboraba en corridas benéficas y en festivales cuando se lo pedían. Por sus grandes valores humanos le fue concedida en 1956 la Gran Cruz de Caballero de Beneficencia. Fue Presidente del Montepío de Toreros del que tenía la Medalla de Oro. Estaba en posesión de la Medalla del Mérito Civil y de la del Mérito Taurino.

La capilla ardiente fue instalada en la casa familiar en la calle del General Mola, número 3. Presidía la misma el Cristo del Gran Poder, que hoy se encuentra en la capilla de la plaza de toros de Las Ventas. Las muestras de dolor de aficionados y amigos fueron incontables.

El entierro, verdadera manifestación de duelo popular, quedará en la memoria de los aficionados. El féretro, que iba cubierto por un capote grana y oro –el color de los valientes-, fue paseado por el ruedo de las Ventas dando su última vuelta al anillo.

Hoy 7 de octubre se cumplen 37 años de su muerte y parece que fue ayer. La sonrisa, el gesto del pulgar e índice unidos cuando daba la vuelta al ruedo en triunfo, ya no se volverán a repetir, pero quedaran en el recuerdo de quienes le vieron.

El poeta P. Prius ha escrito para este aniversario:

Como una estatua de mármol,
aguanta estoico en la plaza,
cada pase es una muestra,
de arte, de rojo y grana.

Suena un toque de aviso,
y sin prisa él remata,
una faena maestra,
de arte, de rojo y grana.

Amarillo en el albero,
y peinetas en las gradas,
y en medio de la plaza,
Bienvenida con su espada.

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