martes, 20 de noviembre de 2012

Hoy evaluan si se dan dos corridas en "La Belmonte" corazón de la taurinidad quiteña para aliviar la cancelación de la temporada en Iñaquito

 
 
Guillermo Rodriguez
Las autoridades de Quito evaluarán el estado de la plaza "Belmonte" para determinar su autorizan la realización de dos festejos para paliar la decepción por la cancelación por CITOTUSA de la temporada en Iñaquito.

Ya está el cartel para el Festival del 1 de diciembre pero hay tiempo y espacio para dar dos corridas formales con toreros españoles, franceses y ecuatorianos.

El ganadero y propietario de la plaza, José Luis Cobo dice que " de todas maneras el espíritu de la afición que yo recojo con mucho entusiasmo  es no dejar a Quito sin toros ".

La colega Ana Guerrero  escribió una bella página para recordar que la taurinidad nació en el centro de la ciudad justamente donde está la plaza Belmonte.

Un toro enamorado de una doncella, una carrera desde la Venezuela hasta la Guayaquil, hasta la casa 1028. Desde la leyenda tradicional hasta la suspensión de la Feria Jesús del Gran Poder, la historia taurina de Quito se remonta al corazón del Centro, la Plaza Grande.

A partir de la época de la colonia, los toros eran parte de las fiestas populares de Quito y, con el pasar de los años, fueron cambiando de escenarios. Pero, ¿en verdad es esta una tradición que marca la historia de la capital, su gente y de sus rincones?

Juan Paz y Miño, cronista de Quito, refiere que los toros populares sí. La fiesta con toreros profesionales -dice- llegó después, hacia las primeras décadas del siglo XX, y se constituyó en una práctica de carácter más elitista.

La Plaza Grande, donde actualmente acuden adultos mayores y donde 15 lustrabotas han hecho su lugar de trabajo, fue uno de los primeros escenarios. Sin embargo, las cornadas quedaron lejos del contorno del monumento a la Independencia (1909). Paz y Miño explica que este escenario cambió su uso en la época republicana.

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