La suspensión por primera vez en 51 años de
la Feria de Quito, uno de los festejos más importantes de América, ha
desatado la polémica entre los aficionados a la lidia, dispuestos a
"realizar esfuerzos" para que se celebre y los antitaurinos, que
preparan la "toma simbólica" de la plaza de toros.
La empresa Citotusa, organizadora de la feria "Jesús del
Gran Poder", canceló el evento, que se iba a desarrollar del 1 al 6 de
diciembre, al considerar que existe un ambiente antitaurino de "polémica, amenazas y oposición".
En nombre de un grupo de los toreros, ganaderos, picadores,
mozos de espadas, banderilleros, peñas taurina, vendedores y
trabajadores de la plaza de toros, José Luis Bruzzone pidió públicamente a Citotusa que revise su decisión. Según él, la suspensión representa "una inmensa pérdida" para alrededor de 60.000 personas vinculadas a la actividad taurina.
"Podemos asegurar que los toreros, tanto nacionales como
extranjeros, ganaderos y todos los demás estamentos de la fiesta brava
están dispuestos a realizar los esfuerzos que haga falta para que se lleve adelante la feria de Quito", dijo en rueda de prensa.
En nombre de la comunidad taurina, pidió respeto a los
derechos de los profesionales de sector y los aficionados y la
preservación de la Feria de Quito, considerada "por más de dos décadas"
como "la mejor de América", según dijo. "Si un torero quería planificar una temporada taurina importante en España, tenía que pasar por Quito", indicó.
Felipe Ogaz, fundador de la organización Diabluma,
opuesta a los toros, dijo a Efe que sus miembros están "felices y
pletóricos" porque "fue el pueblo el que finalmente canceló la feria
porque dejó de comprar" los abonos para presenciar un
espectáculo "salvaje", como él lo definió. Los colectivos antitaurinos
realizarán el próximo 29 de noviembre una marcha llamada la "toma de la plaza", hasta los exteriores del coso.
Sancho Dávila, representante de la empresa organizadora en España, dijo en un comunicado que con la suspensión del festejo se pretende "evitar enfrentamientos", ya que el sector antitaurino "excluye toda posible racionalidad".
Citotusa mencionó, en una carta enviada al Municipio de
Quito, el "temor y desinterés de taurinos y aficionados frente a
corridas en las que está prohibida la muerte del toro en el ruedo".
Los quiteños aprobaron en mayo de 2011 en una consulta
popular la propuesta del Gobierno de prohibir los espectáculos que
tengan como fin la muerte de un animal.
Por ello, el año pasado por primera vez los toreros no mataron al toro en la arena, sino que fue apuntillado en los chiqueros.
La situación "ha delineado un panorama empresarial inviable
que complica, aún más que el año pasado, la realización normal de la
Feria", dijo Citotusa al Municipio, el cual ha puntualizado que la
decisión la adoptó "exclusivamente" la empresa.
Ogaz presume que una de las razones de la suspensión es económica, algo con lo que coincide Lorena Bellolio, presidenta de la Fundación Protección de Animales del Ecuador,
que tiene "sentimientos encontrados" por la decisión. Considera que las
corridas de 2011 fueron ilegales y señaló que su organización buscará,
por vía legal, que el asunto no quede en una "suspensión".
Mientras continúa la polémica, aficionados como Gloria Carabalí se acercaron hoy a la plaza de toros para recuperar el dinero de sus abonos.
Carabalí, hermana de toreros, respaldó la decisión de
Citotusa al considerar que la empresa protege a los aficionados ante las
"amenazas" de los grupos antitaurinos.
Este año estaba prevista la actuación de figuras como Juan José Padilla, David Fandila, "El Fandi"; Manuel Díaz, "El Cordobés"; Enrique Ponce, Sebastián Castella e Iván Fandiño.
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