Según explica El Confidencial Digital, la Junta Electoral Central ya ha analizado las firmas validando unas 516.000. Estas firmas han superado el mínimo de 500.000 para que la iniciativa sea validada.
“En 2013 ningún Gobierno autonómico podrá impulsar una ley que prohíba los toros como la que se llevó a cabo en el Parlament de Cataluña, y los catalanes podrán volver a disfrutar en la Monumental de Barcelona”, comentaban a El Confidencial los dirigentes parlamentarios.
La realidad y el deseo
¡Extra, extra!. ¡ Los toros vuelven a Barcelona !. ¡Extra, extra!.... Así, como se voceaban los diarios (de papel ) hace medio siglo. Ahora, es la red la portadora de la buena nueva, que - con permiso- me permito matizar.
El incansable y entusiasta Luis Mª Gibert, presidente de la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya y artífice del éxito de la recogida del medio millón de firmas de la ILP taurina, se prodiga estos días en los medios aventurándose en un calendario que lleva a que, a lo más tardar, llegado julio La Monumental se vuelva a abrir al toreo. En marzo entra en la Comisión de Cultura, en abril va al Pleno, de ahí al Senado y en mayo otra vez el Congreso declara la Fiesta BIC , aquí paz y después gloria.
Aupados a lomos de la euforia ya hay quien adelanta cartel para el día D (Finito, JT y Serafín es uno de ellos, pero hay más, con Morante, Manzanares... ) y hasta Ricardo Gallardo ofrece sus fuenteymbros para la ocasión. Pero si vamos a las fuentes (la web de Congreso de los Diputados) se matiza el optimismo, se rebaja la euforia.
El trámite de la ILP se encuentra a la espera de la "Toma en consideración", es decir, que el plenario debe votar si el proceso sigue su curso. Desconociendo el orden del día de los Plenos inmediatos (ya fijados) y en el mejor de los casos , pudiera ser que esa "Toma en consideración" se produzca en marzo y si la mayoría (como así parece) vota a favor , ya pasaría a la Comisión de Cultura, con el diputado Albendea (gran aficionado) al frente. Por cierto, ha sido el propio Albendea quien se ha apresurado a afirmar que ve muy difícil que los toros vuelvan a Barcelona esta temporada.
La Comisión de Cultura puede optar por solicitar comparecencias (proceso seguido en el Parlament con la ILP abolicionista) o no , abriéndose unos plazos que podrían llegar a los dos meses. Una vez la citada Comisión acabe sus trabajos ( en forma de enmiendas ), se debería fijar la fecha de votación en Pleno, algo que, otra vez, nos devuelve a los plazos que limiten los órdenes del día ya establecidos para esas fechas (que se acercan mucho a las vacaciones parlamentarias de verano).
El Pleno vota ( se supone que, por mayoría, a favor del trámite para que la Fiesta sea BIC) y se remite al Senado para que éste introduzca o no nuevas enmiendas. Si se limita a aprobar lo ya aprobado por el Congreso, la ILP presentada por la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya gana, la Fiesta es Bien de Interés Cultural para todo el Estado español y los toros pueden volver a Catalunya. O no.
Veamos. Tal declaración no deroga, en sentido estricto, la Ley (en concreto, el apartado de la Ley de Defensa de los Animales modificado) aprobada por el Parlament de Catalunya, salvo que hubiera una voluntad política para que así fuera que, hoy por hoy, parece inexistente. Es decir que, por esa vía, se antoja más que difícil, que ya sea en julio o por la Mercè hubiera opción a ver toros en Barcelona. En ese punto conviene no dejar de lado que la propiedad de la Monumental, la empresa, sigue missing.
Tampoco conviene pasar por alto que, desde el ámbito social, lo taurino es en Catalunya un elemento cada vez más extraño. Inmersos en un proceso identitario de virulencia extrema (con la independencia como meta), en el que se azuza, desde una y otra parte, todo cuanto suponga elemento diferenciador (como maniobra de distracción que tape las recíprocas vergüenzas), pretender que la Fiesta pase de rondón resulta de un infantilismo sonrojante. Las baterías de propaganda del poder ( hable la lengua que hable) están en permanente acción y, en lo referente al toreo, mientras unos se apropian de él (aunque luego lo dejen tirado) los otros lo presentan como ariete de penetración españolista. Por eso, si el trámite legislativo acaba como todos deseamos y las firmas a favor de los toros tienen la fuerza que siempre se debería dar a la voz popular, en Catalunya podemos prepararnos para un ensañamiento feroz.
Pero, entre esa tozuda realidad y un deseo por cumplir, el gran triunfo de la ILP ( y la libertad) llegaría si su aprobación en el Congreso sirve como palanca de ayuda definitiva en la resolución del Tribunal Constitucional, de inmediato efecto. Pero, aún así, la historia (Estatut, Educación, euro por receta...) nos demuestra que ni siquiera una resolución del Alto Tribunal se libraría de las maniobras dilatorias y de desobediencia tan queridas por la Administración catalana.
Que realidad y deseo confluyan depende tanto de lo que es de justicia sino- y ese es el problema- de un juego político que, hoy por hoy y en todos los órdenes, deja a Maquiavelo en simple aprendiz de brujo. Todo está, aún, por ganar.
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