Román, Lama de Góngora y Vicente Soler cortan una oreja cada uno a la novillada de El Parralejo
Volvían los novillos de El Parralejo
a Castellón, después del triunfo de la pasada edición. Pero el juego
que dieron los novillos lidiados, distó mucho de los del año pasado. Y no es que fuera mala la novillada, pero el juego que dieron fue muy dispar.
Nobles y con calidad fueron los dos primeros, nobles tercero y sexto,
bajo de raza el tercero y con las fuerzas muy justas el sexto. Mientras
que cuarto y quinto desarrollaron los problemas que suele dar la raza y
resultaron exigentes para sus matadores.
Los tres novilleros igualaron a trofeos exhibiendo estilos distintos, por lo que el público se divirtió a lo largo de las casi dos horas y media que duró el espectáculo.
La primera oreja la cortó Román
a su primero, que tuvo prontitud y repetición en las embestidas. No
terminó de acoplarse del todo el valenciano, que realizó una faena
desigual, en la que destacó una soberbia serie con la izquierda. Los
adornos finales y un buena estocada dieron paso a la concesión del
trofeo. Pero donde de verdad estuvo importante Román fue con el cuarto,
un ejemplar que puso a prueba la capacidad y el valor de este torero. Planta muy firme y una seguridad impropia de un novel. No hubo orejas, pero la sensación que dejó fue muy buena.
Lama de Góngora dejó a lo largo de su actuación pinceladas de muy buen gusto.
A su primero, del que paseó un trofeo, le hizo una faena de más a
menos, destacando las series con la izquierda, así como las trincheras y
el pase de la firma con las que remató. Quiso hacerle lo mismo al
quinto, pero éste tuvo mucho más picante y le planteó problemas que no terminó de resolver.
Vicente Soler
acusó los nervios propios del debut con caballos y acabó pasándolo mal
con su primero. Sin embargo, se superó ante el último, arrimándose y
poniendo la emoción que le faltó al flojo ejemplar. Una gran estocada fue determinante para cortar la oreja.
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