Editorial
Mundo Toro
Triste, Grave, Cierto
Son los parias de esta tierra sin promesa.
Nadie les ampara. Ni les cubre, ni les protege, ni les ayuda, ni les cubre. Si
me apuran, ni les descubre. Salvo excepciones, son moneda al aire, expediente a cubrir, chavales angustiados, huérfanos del sistema arropados por la esquizofrenia que nace cuando nada se tiene y el tiempo no se
detiene. Al contrario, el tiempo pasa para ellos quemando sus años de
aprendizaje y cuando los supera y les da la espalda , están en el mismo lugar.
O uno peor: en el lugar de la
frustración del derrotado que no tuvo el camino coherente de su carrera. Son los novilleros.
La crisis ha sido cruel con ellos porque son
los más débiles. No se dan novilladas. El sistema actual del toreo es para ellos ese malvado dios que se comía a sus
propios hijos: Saturno, que reinó a cambio de no tener nunca hijos varones.
El toreo devora a sus hijos varones. Porque son los novilleros amateurs que pagan a profesionales en sus filas,
porque tienen el trato administrativo
cruel del profesional, porque terminan su etapa arruinados económicamente,
porque no existe una hoja de ruta para
ellos.
Porque
matan novilladas grandes, corridas
de toros en muchos casos, porque a
Madrid vienen a cara o cruz, porque el
público los trata áspero, y a veces cruel, porque algunos tienen la mala enseñanza aprendida de una
tauromaquia lineal y sabida, como se vio ayer en Madrid. Porque el que saca hambre y ambición y deseos y
desesperación luego no está narrado con la grandeza de su actitud. Porque
ayer se escuchó pedir la hora, los tres
avisos, con crueldad insana para un torero que, menos su vida, lo dejó todo
en Las Ventas. Rafael Cerro.
Los estamos
devorando a deudas, a desesperación. Les regresamos a los tiempos del hambre,
el del túnel negro.
Este sistema en tantos casos acomodaticio, complaciente, lento y aletargado, no
tiene una solución para el futuro. Creemos
demasiado en las escuelas. En los ponedores
que no hay porque ya no hay donde poner ni quien ponga. Si se pudiera rogar, estéril deseo, rogaríamos por acelerar el estatuto del amateur para
los novilleros en todos los sentidos. Que no cueste dinero armar una novillada.
Que puedan torear sin la esquizofrenia ni la angustia que vivimos. Que salgan
para adelante los buenos en buena lid. El
toreo devora a sus hijos. Triste. Grave. Cierto.
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