jueves, 3 de octubre de 2013

FALTA DE HONESTIDAD EN LA FIESTA BRAVA

Los Toreros tienen la palabra

GRAFICAS DE LOS “TOROS” LIDIADOS EN ZEA
 
Texto y Fotos Germán D’ Jesús Cerrada
En Zea, Estado Mérida, hemos vivido otra tarde gris para la fiesta brava en Venezuela. A la plaza “La Esperanza”, acudimos un buen número de aficionados a disfrutar de una corrida mixta, con la presencia de importantes toreros y novilleros de nuestro país y México. El cartel llamaba la atención con los matadores de toros: Rafael Orellana y José Miguel Parra y los novilleros Cristian Valencia, César Joaquín Parra y el mexicano Efrén Rosales.
El empresario, Leonardo Coronado, un torero del patio, la Comisión Taurina dirigida por un aguerrido defensor de la fiesta brava en Venezuela, el Dr. Rafael Escalona, y la autoridad del pueblo, el Alcalde Carlos Julio Rondón, un aficionado taurino que el año pasado decretó al Municipio Zea Patrimonio Cultural Inmaterial a la Fiesta de los Toros.
Con todos estos precedentes los aficionados esperábamos una gran corrida, pero faltaba algo muy importante, los toros y los novillos que iban a lidiarse. Tanto toreros como novilleros estaban deseosos de conseguir el triunfo, que para algunos ha sido muy escaso en sus últimas presentaciones.
La ganadería anunciada era “La Punta”, del ganadero Víctor Visconti. Todo era alegría y jolgorio en las tribunas de La Esperanza, hasta el momento que salio el mal llamado primer toro, cuando todo se vino al suelo. La tarde se convertiría en una corrida de vergüenza, tanto para actuantes como para aficionados. Los primeros exponen  su vida con su valor y clase, y los aficionados compran las entradas con el deseo de disfrutar de una buena tarde de toros.
Los toros y novillos daban tristeza, los “toros” que les correspondieron a los merideños Orellana y Parra, no tenían ni peso, ni edad, mucho menos trapio. Los toreros expusieron su vida ante toros toreados ó, como dicen los aficionados, meniados. Los novilleros lidiaron unos novillos que no pasaban de los 140 kilos, y a los cuales se le veían los costillares. Realmente eran los desechos de una ganadería que no da pie en bola.
Es una estafa y un engaño para Zea, pueblo de gran afición taurina, la presencia de esta ganadería venezolana, que se ha burlado del empresario al venderle un encierro en estas condiciones. Igualmente, los aficionados que son los que con su presencia fortalecen el espectáculo, fueron engañados otra vez por el propietario de “La Punta”.
La Fiesta Brava en Venezuela vive momentos muy difíciles, ya que tiene enemigos dentro y fuera. Autoridades que deberían dedicarse a proteger a los niños y jóvenes abandonados y maltratados de este país, en jurisdicción del Estado Mérida, prohíben la entrada a las plazas de toros a menores de 18 años y, no solo conformes con eso, le prohíben a jóvenes promesas actuar como profesionales de la tauromaquia en el ruedo. Ganaderos que envían a las corridas del interior de los estados desechos de mal llamados toros y novillos con poco peso, edad y hasta ya toreados y, finalmente, la presencia de cuadrillas de subalternos, banderilleros y picadores que dejan mucho que desear con su actuación, exponiendo a toreros a salir mal parados de una tarde de toros.
Es el momento oportuno para que autoridades taurinas, empresarios, ganaderos, críticos, toreros, subalternos, banderilleros, picadores, aficionados y todos los que viven de la fiesta brava, a una sola voz, reclamemos el futuro de la fiesta brava en Venezuela.  Amigos de la Tauromaquia tenemos la palabra!
ESTAFA O ENGAÑO A LA AFICIÓN












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