No
hay duda alguna que la edición de este año de la Feria de San
Sebastián, en la ciudad de San Cristóbal, tenia de fondo el morbo
torista por ver toros españoles en suelo venezolano. Y vaya que ha
servido esto para colocar en detalle varios puntos a tomar en cuenta.
La importancia del toro-toro en la plaza, y la importancia y
trascendencia de los triunfos que se alcance con él.
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Ha sido la FISS de este
año una edición de altísimo nivel en todos los sentidos. Y lo
afirmo incluso en el renglón de subalternos y picadores, donde en la
retina han quedado labores e intervenciones brillantes de
banderilleros como José Antequera, Mauro David Pereira, Eliecer
Paredes, o picadores como los hermanos Luis y Rene Quintana, quienes
se midieron de tú a tú, con profesionales extranjeros de reconocido
bagaje.
Bueno señalar el
mérito de haberse devuelto ese interés de fiesta brava a la FISS
por parte del aficionado local y foráneo. Lo venía mereciendo desde
hace varias ediciones atrás y este año se ha cristalizado, no sin
antes reconocer que se puede corregir infinidad de detalles que
colocan el dintel de alerta, que bien valen la pena tomar en cuenta
como aprendizaje. Al igual que las demás citas del calendario
taurino nacional, en momentos de difícil trance para el toreo
nacional.
Mientras tanto, me
quedo prendado en la memoria con la bravura de un bello burraco y
gran toro, como lo fue «Fiscal» de Torrestrella, así como los
adormilados naturales de José María Manzanares, la entrega de un
Fandiño de ortodoxo toreo sin fisuras, así como las maneras de un
torero que puede convertirse en referente para la afición del
Táchira que inicia su tránsito en esta dura profesión como matador
de toros. Me refiero a Fabio Castañeda. Va por ellos…
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