viernes, 9 de mayo de 2014

LA CRÓNICA DE SEVILLA



La espada birla cinco orejas

 Enrique Ponce y Joselito Adame pinchan sendos triunfos

E. NARANJO, Sevilla
El globo de oxígeno que David Mora en la tarde de ayer comenzó a llenar en La Maestranza pareció haberse ido completando esta tarde en el ambiente de los tendidos. Sobre todo por la gran actuación de Enrique Ponce frente al cuarto, al que pinchó, y la enorme demostración de virtudes del mexicano Joselito Adame frente a su lote.

No era el segundo toro de Enrique Ponce la mejor presentación exterior de la casa de Victoriano, pues la estrechez de sienes cantaba en el mismo, pero su condición y sobre todo el torero que tenía delante fueron catalogando de faena completa la que le suministró el valenciano a base de un toreo profundo, estético y enrazado. Desde el primer momento enseñó Ponce que por el pitón izquierdo era muy áspero, se quedaba corto, arrollaba y protestaba cuando la tomaba, por lo que no lo intentó. Sin embargo por el derecho fue un compendio noble que propició una faena in crescendo, que levantó Sevilla y su Feria. Estuvo rubricada por sus ya clásicas poncinas, pero la espada sepultó el triunfo asegurado del torero. Su primer toro fue un toro que el público protestó, se cuidó mucho en varas, pero no podía con sus seiscientos kilos y desistió en su tarea brava.

El mexicano Joselito Adame cortó una oreja del sexto, haciendo un enrome esfuerzo por entregarse a lo largo de toda la tarde: se fue a chiqueros en dos ocasiones, quitó por chicuelinas, lopecinas e incluso gaoneras. Cumplió, por tanto,  con creces el hidrocálido con tas sólo un borrón en su actuación: la espada. En su primero no pudo cortar una oreja por culpa del descabello y tras la gran faena al sexto bien merecía, si no fuera por el fracaso del acero, la Puerta del Príncipe. Fue en ese toro donde recibió una espeluznante voltereta al intentar un molinete por la izquierda que volcó nuevamente a Sevilla con su actitud. Sin duda que significó una actuación muy a tener en cuenta.

Como faena más consistente por estética ha sido la del sexto por la continuidad de la misma: dobló mucho con un toro que cantaba no querer embestir y a apretar por manso hacia adentro. Sin embargo Adame lo rompió por abajo y lejos de desistir ante el animal lo fijó y lo enceló en la muleta. Se lo sacó hacia a fuera en una primera tanda inicial y a partir de ahí le engarzó tandas largas y de ligazón genial por el pitón derecho. Por el  izquierdo le hizo hilo e incluso le llegó a sorprenderlo en una ocasión, en la que la Banda del Maestro Tejera no dejó de tocar a pesar del suceso, costumbre ya perdida en Sevilla y que es de mérito para la corporación musical.

Por su parte, Sebastián Castella sigue teniendo la relación amor odio con Sevilla y la ciudad con él. Con más claridad con su primer cinqueño, que tuvo tenido embestidas con transmisión pero no llegó a romper. Le hizo el francés un planteamiento de faena rancio a su lote, cortando las distancias de los mismos y deshilachando las pocas posibilidades que ofrecía el mismo.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Maestranza. Más de tres cuartos de entrada en tarde soleada y calurosa.
Toros de Victoriano del Río, desiguales de presentación y juego. Destacó el cuarto, noble , y el sexto, aplaudido en el arrastre.

Enrique Ponce, silencio y vuelta al ruedo tras aviso.
Sebastián Castella, silencio en ambos.
Joselito Adame, vuelta al ruedo y oreja.

No hay comentarios: