viernes, 23 de mayo de 2014

LA EXPECTACIÓN SE QUEDÓ EN DECEPCIÓN



ENTRE EL VIENTO Y LOS TOROS SÓLO CHISPAZOS DE ARTE



Talavante, inmenso con el tercero, confecciona una faena inteligente que malogra con la espada



Javier Adrados – El Albero
La polémica del techado volvió a surgir; son demasiados días con viento, por no decir que todos los años se tiene que sufrir. Llegó el momento de tomar muy en serio la alternativa del techado.-

La paciencia del público se terminó en el cuarto y sobre todo en el quinto.-

Encierro de Montalvo, de Juan Ignacio Pérez Tabernero, bien presentado, muy desiguales, de mal juego, reservones y rajados. Se lidió, como 4° bis, un sobrero de Núñez del Cuvillo, un zapatico regordete, con las fuerzas justas y que terminó defendiéndose.-

Alejandro Talavante por fallar con la tizona se queda sin el triunfo que había labrado con inteligencia al tercero de Montalvo. En los medios y con el vendaval venteño, le instrumentó tres naturales de antología atornillado en la arena a pesar de las dificultades del toro y del viento que hicieron rugir los tendidos. Con concepto de estructuración, de armonía y seriedad; torerísimo andando en la cara del toro y variedad en su tauromaquia. Los trofeos bien hubieran podido ser dos ya que el extremeño se mostró en Las Ventas con madurez, con cabeza, con valentía e inteligencia;  cuando el de montalvo huía a su querencia, se mantuvo paciente para  marcar los tiempos y la distancia en los terrenos del toro. Se deja notar en Alejando la mano de su apoderado Curro Vázquez.
El sexto no le dio opción a pesar de su buena voluntad, no tenía nada.

Juan Serrano Finito de Córdoba, solo pinceladas y detalles con capote y muleta, en el primero primó la paciencia del respetable; en el cuarto ya recibió algunos pitos y fue despedido de la plaza con una sonora pita.-


José Antonio Morante de la Puebla con su primero dos verónicas jaleadas por los tendidos y dos trincherillas de altos quilates que entusiasmaron. Todo quedó en eso “el gozo en un pozo”; hasta ahí llegó el sevillano y el público, que llenaba los tendidos, paciente esperando porque en el segundo iba a ser. Llegó el quinto, un manso de solemnidad que al recibirlo con el capote se le frena, lo aprieta contra las tablas, poniendole en serios apuros y se acabó lo que se daba; en el caballo lo pegaron sin piedad, el picador fue abroncado. Morante no estaba para contemplaciones y con la espada de verdad se fue decidido a abreviar; le probó por ambos pitones quitándole las  moscas con la muleta y se perfiló para una larga serie de pinchazos saliéndose siempre de la suerte. La paciencia terminó por explotar en pitos y llegó a una soberana bronca.-
La corrida del viernes 23
Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés para El Juli, Manzanares y Miguel Ángel Perera.

 

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