jueves, 19 de junio de 2014

FERIA DEL CORPUS EN GRANADA



Épica victoria contra las cuerdas
José Tomás corta las orejas en el último toro de su reaparición tras una brutal paliza / Volvió de la enfermería donde entró inconsciente / Fue atendido de una contusión en la parrilla costal izquierda y una conmoción cerebral y fue trasladado al Hospital donde se le  diagnosticó una fractura con desviación de la séptima costilla izquierda, / Firme tarde de  Rafael Cerro.



ZABALA DE LA SERNA


Veintiún meses y tres días después de la ascensión de Nimes, José Tomás bajó a los  ruedos. En la tierra de Morente, por quien aún lloran los gitanos del Albaicín, y Estrella por siempre con su voz de Guadalquivir, el fenómeno de Galapagar invadió la Monumental de Granada, la que llaman de Frascuelo y otros Maestranza, con una legión de fans que antiguamente se decían partidarios. La ovación tributada al deshacerse el paseíllo sonó a delirio fanático por el griterío incorporado, en plan salida a escena de los Rolling. JT compartió con Rafael Cerro y Finito de Córdoba el aliento de la masa. Finito acaparó entonces, antes y luego, todas las miradas con unas medias blancas así como de Farmacia para la circulación y las varices.

En su papel de telonero, Juan Serrano calentó motores sin calentarse nunca en una faena de tiralíneas (lejanas) con un precioso burraco que se desplazó más sobre la mano derecha que por la izquierda. De Victoriano del Río fue. Prólogo y epílogo resumieron la torería a golpe de muñeca.

Sonó la hora de José Tomás y el temple se hizo Corpus a la verónica con un castaño de  Domingo Hernández desriñonado y malandado de los cuartos traseros. Galleó por  chicuelinas el reaparecido y adelantaba el toro sin sincronía. La gente se mosqueó, y el  presidente exigió que lo movieran para hacerle un examen veterinario y devolverlo.

Al sobrero de Juan Pedro Domecq se le fundían sus acaramelados pitones con su pinta  jabonera. Una monada. JT se plantó pronto e intercaló verónicas y chicuelinas tragalonas  con el toro en fase de ataque con las manos por delante. La fuerza desapareció pronto: en un lance de Cubero los cuernos se enterraron en la arena y sucedió que las puntas se las tragó la tierra.

Careció el juampedro de ritmo en su tardanza y de clase en su juego tras la muleta de José Tomás. A media altura lo esperó, lo trató con mimo y tersura en tres derechazos y en otros tres mediada la recolocacion. Concedió respiros entre series. Cuatro redondos y una trinchera bellamente incompleta. La banda rompió a tocar antes que la faena, y los  seguidores místicos la mandaron callar. JT se enfadó, se giró hacia el director y con la  espada simulada le ordenó la batuta: ¡música, maestro! Pero no había concierto. El toro  tardeaba, se resistía o se aflojaba. La izquierda apuró la embestida en tanda en do mayor,  cuando el bicho se paró en mitad del viaje y el de Galapagar lo aguantó hasta vaciarlo. La  plaza eclosionó de verdad. Ya era el final. Una estocada rinconerilla, y necesitada del  descabello por su colocación trasera, entregó el premio a la constancia.

Rafael Cerro toreaba la tercera corrida de su carrera y había sido el elegido por JT para  cerrar cartel. Correspondió Cerro con un brindis al maestro compartido con Finito por  cortesía. No defraudó. Salvo en una serie zurda en que se dejó tocar la muleta por el toro de Domingo Hernández, supo cogerle el punto a sus dos velocidades, dejársela en la cara y hacerle todo por abajo. Hasta que se paró y el chaval insistió más de la cuenta. Sólo el espadazo mereció el premio.

Después del descanso, el descanso siguió con un toro de don Domingo tan voluminoso  como rajado. Finito lo persiguió en una infructuosa vuelta al ruedo.

José Tomás bordó el toreo a la verónica con un quinto engatillado de Victoriano del Río que era un tío largo y montado de 580 kilos como no se habrá visto en esta plaza. La media iluminó gloriosamente Granada. Apostó JT por no castigarle cuando había poder por pulir. La muleta fue látigo y seda desde los estatuarios iniciales. Nunca se entregaba el toro en la medida que lo hacía el torero. Sin terminar de humillar el bruto, que como tal embestía, a pies juntos concluía una faena de valor y pureza. De mucha verdad. Pero al rematar la última serie con el de pecho o le perdió la cara o quiso José Tomás ir a por la espada. El torazo traídor ya clamaba por los adentros y arremetió por la espalda y se lo pasó de pitón a pitón en el aire. Lo giró como un muñeco y lo reventó contra el suelo. Literalmente. JT quedó inerte en el suelo. K.O. Sin reaccionar. Se temía lo peor. Entre las cuadrillas lo agarraron. La cabeza caída. Entraron en la enfermería todos. La angustia, el miedo, el dolor.

Finito intentó matar al toro, que seguía con la testa por la Alhambra. Y en estas regresó José Tomás cómo si le hubieran dado a oler amoniaco en la esquina. Contra las cuerdas. Como a los grandes del 'box'. Y lo mató como pudo. Y cortó las orejas que antes del volteretón se presentían. Entre gritos de «¡torero, torero, torero!» el paseo al ruedo triunfal. Bestial el amor propio, el orgullo, la casta. Eran casi las diez de la noche y José Tomás volvía a ver la luz de la épica.

Cerro lo dio todo con un sexto muy mirón, pero obediente, desde los faroles con del saludo y las saltilleras del quite. Muy firme el tipo, que se embolsó otra oreja pese a los pinchazos.

Quisieron sacar a José Tomás a hombros. Mas el cuerpo no estaba para otra paliza. Rafael Cerro se solidarizó mientras al maestro se lo llevaban otra vez a la enfermería y de ahí al hospital.

Parte médico de José Tomás: Durante la lidia del quinto toro resulta alcanzado el diestro José Tomás Román Martín en un  lance del que es atendido al final del festejo en esta enfermería apreciándosele una  contusión en la parrilla costal izquierda con posible fisura de los últimos cartílagos costales, asimismo una conmoción cerebral aparentemente superada al ser la exploración neurologíca normal. Para conformar estos hallazgos se decide su trasladado a un centro hospitalario para realizar oportunos estudios radiológicos complementarios. Firmado: El jefe de servicio médico quirúrgico doctor Pablo J Tome Poyatos.

El doctor Pablo Torné, cirujano-jefe de la Monumental de Frascuelo, ha declarado a este  medio que 'tras el estudio radiológico realizado esta noche al diestro José Tomás en el  Hospital Clínico San Cecilio se le diagnostica una fractura con desviación de la séptima  costilla izquierda, de pronóstico menos grave'. Al final del festejo se le había apreciado 'una contusión en parrilla costal izquierda con posible fisura de los últimos cartílagos costales, así como una conmoción cerebral aparententemente superada, al ser la exploración neurológica  normal. Para confirmar estos hallazgos se decide su traslado a un Centro Hospitalario para realizar los oportunos estudios radiológicos y complementarios', informa mundotoro.

FICHA DEL FESTEJO
Monumental de Frascuelo. Jueves, 19 de junio de 2014. Corrida del Corpus. Lleno de "no  hay billetes". Tres toros de Victoriano del Río (un 1 de mejor pitón derecho, un tío el montado y bruto 5 sin humillar y hechurado un 6 mirón pero obediente) y tres de Domingo Hernández (2º devuelto por sus lastrados cuartos traseros, un 3º humillador y vibrante pero sin final y un 4º voluminoso y rajado); un sobrero de Juan Pedro Domecq, recortado, bajo, de pobre cara y fuerza, manejable sin clase ni ritmo.
Finito de Córdoba, de rioja y plata con medias blancas. Dos pinchazos, estocada caída y  tres descabellos. Aviso (silencio). En el cuarto, media estocada baja y trasera (silencio).
José Tomás, de tabaco y oro. Estocada desprendida y trasera y descabello (oreja). En el  quinto, un pinchazo de Finito, otro de José Tomás y media estocada atravesada (dos  orejas).
Rafael Cerro, de blanco y plata. Estocada (oreja). En el sexto, dos pinchazos y estocada  (oreja).

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