La operación ha sido confirmada a este medio por el propio Fernando Domecq,
que esta temporada ha cumplido cuarenta años como ganadero de bravo,
cuarenta temporadas en las que ha dirigido con éxito hierros tan
importantes como los de Jandilla –que actualmente dirige su hermano Borja Domecq– y Zalduendo.
«Bailleres va a llevar en su totalidad la ganadería de Zalduendo», anuncia Fernando Domecq.
«Lo que no quería era que la ganadería se dividiera en distintas partes
y acabara en diferentes manos. No quería que se rompiera. Ahora el
proyecto va a continuarlo una misma persona que, además de buen amigo,
es un gran ganadero en México».
La relación entre Bailleres y Domecq se
remonta en el tiempo: «Él es un personaje conocido en el mundo del toro
desde los tiempos de mi padre. Él me contó que un día Antonio Ordóñez mató en casa un toro a puerta cerrada para él, para el mismo Bailleres. Siempre ha sido un gran aficionado y un gran ganadero, como lo demuestra su trabajo al frente de las ganaderías de Begoña y San Miguel de Mimiahuápam. La ganadería queda en buenas manos, que era una de mis obsesiones».
Fernando Domecq, que lidió su primera corrida al frente de Zalduendo en
1992 –arrancó la aventura con el hierro de la Z cuatro años antes, en
1988, cuando dejó la estrella de Jandilla en manos de su hermano Borja–,
tampoco va a alejarse del todo de la crianza del bravo: «Bailleres dirigirá
personalmente la ganadería, pero va a contar con mi apoyo, con mi
consejo y con mi ayuda. Así me lo ha pedido y así vamos a hacerlo»,
concluye, y no cierra la puerta a ser de nuevo ganadero de bravo en el
futuro: «El futuro es lo único que no es posible predecir. Yo nunca diré
que he muerto como ganadero».
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