Germán D´ Jesús Cerrada
Estar en Pamplona en su
feria, es algo delirante, he vivido esa emoción de estar presente en una de la
ferias con mas tradición en España, conocida en el mundo los Sanfermines, por
sus famosos encierros que grandes escritores la han hecho universal.
Llegue a Pamplona en un
viaje por tierra desde Oviedo, en un bus donde las atenciones me hicieron
sentir como en un vuelo de primera clase, en dos horas ya estaba en una ciudad
que vive su feria desde la primera autoridad hasta el más humilde de sus
habitantes, son diez días de fiesta, las veinticuatro horas se viven
con intensidad, muy pocos son los que duermen.
Me esperaba en su
apartamento Iñaki, al llegar me sentí como si estuviera en casa, las atenciones
no se hicieron esperar, yo le traía un buen ron venezolano para que lo
disfrutara, mi sorpresa fue cuando me dijo me encanta el ron, me confeso yo he
estado en Venezuela, pasadas dos horas me acompaño hasta las inmediaciones de
la plaza, quede solo acompañado con mi inseparable cámara, miraba para todos
lados y lo único que veía era gente alegre vestida con los tradicionales
colores de los Sanfermines, de blanco y su pañuelo rojo.
A los pocos minutos oí el
sonar de la música y el bullicio de su gente, era el desfile de las peñas con
sus bandas, espectáculo único para entrar a la plaza de cada una de las peñas,
en verdad me impacto, todo era alegría, cada participante tenia una
responsabilidad, unos tocaban sus instrumentos musicales, otros con sus comidas
y bebidas y otros que identificaban a sus peñas con sus pancartas alegóricas.
En verdad, es algo para
vivirlo, en la plaza me conseguí con el bullicio de las peñas, es lo único que
se oye, es una plaza de toros donde todo es alegría, las peñas no dejan de
cantar en ningún momento, solo toman un descanso en el intermedio de la corrida,
cuando todos se preparan a disfrutar de los bocadillos que han llevado.
Las peñas tocan y cantan a
la vez, en esta mi primera tarde en Los Sanfermines, me sorprende cuando una de
las peñas interpretan una canción muy conocida México Lindo, casi toda la plaza
hace el coro.
Terminada la corrida las
peñas bajan al ruedo, para salir de nuevo desfilando por las calles de Pamplona,
las camisas de los aficionados ya no es blanca, tiene el color del vino tinto
que han derramado en su cuerpo en una tarde de toros única en el mundo.
Salí de la plaza, camine por
su calles estrechas del casco antiguo de Pamplona, donde la feria continua, las
peñas y sus bandas no dejan de sonar, personas de todas partes del mundo
disfrutan de una inolvidable feria, que quedo gravada en mi corazón, la guía de
Iñaki me ayudo a conocer cada uno de sus rincones y su emblemáticas calles, que
esperan el día siguiente para que el encierro contagie de adrenalina a miles de
corredores que han esperado un año para correr con los toros.
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