domingo, 17 de agosto de 2014

CIUDAD REAL: El adiós de Aníbal, la gracia de Tendero, el pellizco de Vázquez y la enjundia de Huertas

Salen a hombros tras pechar con una gran corrida de Los Chospes

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO, Ciudad Real


La Feria Monstruo que el empresario Maximino Pérez ha llevado a cabo en la capital manchega arrancaba hoy con la oportunidad de los toreros de la tierra: todos ellos han demostrado con creces, en la capital castellano manchega, que quieren ser toreros, mas la dificultad del panorama taurino les ha impedido relanzarse en las Ferias.
Hoy, Ciudad Real le ha dado, una vez más, una oportunidad de oro para expresarse como artistas ante sus paisanos. Trenzaban el paseíllo el alcazareño Aníbal Ruíz en su despedida de la plaza que lo vio crecer como torero; el daimieleño Luis Miguel Vázquez, torero de corte artista que necesitaba de un sí quiero que la Fiesta reconociera de verdad; el villartero Fernando Tendero, que tras dos años de ausencia en el coso de la calle Pedrera su capital le ofrecía la oportunidad de ser él mismo y el joven Emilio Huertas, promesa que despuntó en Madrid hace ahora dos años y que aún está por madurar, a pesar de los grandes pasos que ha conseguido en su corta carrera.

El primero se descoordinó cuando Aníbal Ruiz intentaba acercarlo al caballo, por lo que salió un sobrero del mismo hierro. Recibió por poderosas verónicas Aníbal al sobrero, al que llevó con mucha torería al caballo. En la muleta desplegó todo su concepto y lelgó con facilidad a los tendidos, especialmente por el lado derecho, por el que se gustó Ruiz dejando grandes momentos y cortando finalmente un oreja. Al segundo lo desorejó tras una faena en la que se sobrepuso a las complicaciones que fue sonsacadno durante la lidia el de Los Chospes. Mató de estoconazo y recibió el doble trofeo, que lo paseó en su adiós entre el calor de la afición paisana.

Comenzó por ayudados por alto Fernando Tendero su faena al tercero  meciéndole poco a poco la embestida al astado albaceteño y a partir de ese momento todo fue un compendio de torería ante un toro encastado. Fue sometiendo al de Los Chospes paulatinamente, pues tenía poder su tranco aunque le costara humillar. Dejó bellos naturales el de Villarta de San Juan y tiró de oficio pro el lado derecho, el de más motor del toro. Una tanda de molinetes en el epílogo puso el culmen al trasteo, pero un pinchazo y la tardanza en caer del astado redujeron el premio a una oreja. Las dos le cortó al segundo en una faena en la que no se perdió un ápice de emoción en ningún momento. Los momentos más lucidos llegaron toerando a pies juntos con la mano derecha, y en un desplante le toro hizo por él, prendiéndolo de fea forma afortunadamente sin consecuencias mayores. Finalmente dejó una estocada que le valió el doble trofeo.

Luis Miguel Vázquez cortó una oreja a cada toro de su lote en un trasteo en el que primó la clase y pureza que derrocha en cada actuación. Todo lo hizo despacio el de Daimiel y la capital manchega se percató del temple que le imprimía a los antagonistas. Un sello de estocada en cada actuación pusieron sobre sus manos los merecidos premios.

La descoordinación de la vista en el cuarto condicionó toda la lidia posteriormente, por lo que Emilio Huertas debió ir a por la espada a la primera de cambio, atascándose también con los aceros. Se quitó la espinita frente al cierraplaza, al que pudo desorejar a base de una faena repleta de la enjundia que atesora el manchego: lo recibió con un ramillete de verónicas repletas de retazos artísticos y toda la lidia fue un compendio del concepto personalísimo de Huertas.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Ciudad Real. Primera de la Feria de la Virgen del Prado. Corrida Monstruo.
Ocho toros de Los Chospes,

Aníbal Ruíz, oreja y dos orejas.
Luis Miguel Vázquez, oreja y oreja.
Fernando Tendero, oreja y dos orejas.
Emilio Huertas, silencio y dos orejas.

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