Recital de buen toreo a caballo de Ventura y Romero ante una gran corrida de Fernando Sampedro
EMILIO TRIGO, Huelva
Todo se conjugó hoy en Huelva para vivir, tal y como estaba anunciado, una de las tarde de la historia taurómaca reciente en Huelva de mayor brillantez. Esto fue proporcionado con una brava y extraordinaria corrida de Hermanos Sampedro, puesto que la materia prima siempre es el toro y hoy estaba la bravura de esta legendaria ganadería. Con estos mimbres, Diego Ventura y Andrés Romero pusieron todo lo demás: un espectáculo inolvidable en el que se reunió de todo. El Centauro de La Puebla unificó su compendio conceptual, pues la pureza, el temple, la estética, la alegría y la vistosidad lo puso de manifiesto en sus grandes actuaciones. Por su parte, Andrés Romero, con la tarde un poco en contra, pinchó a su primero en varias ocasiones, sufrió un aparatoso percance en el segundo y, visiblemente dolorido, sacó de su interior toda la raza y la mezcló con un rejoneo de gran altura y consiguió el triunfo que buscaba con tanta ilusión. También fue capaz de unificar muchos conceptos dentro del rejoneo actual para ofrecer lo mejor de sí.
Diego Ventura salió con el acelerador a fondo y ha estado a grandísima altura, fiel a su estilo, buscando la pureza haciendo una faena por derecho. Utilizó a Maletilla de salida, dejando un sólo rejón. A la postre, fue un colaborador toro de Sampedro. Sueño, en banderillas a una mano, hizo las delicias del público, metido por dentro en el tercio y galopando de costado. En el mismo tercio, sacó a Milagro subiendo un plus la intensidad del trasteo. Fiel a su nombre, ejecutó unos quiebros a muy corta distancia con el toro encima y ofreciendo los pechos del caballo, que fueron de una gran ejecución y de cuasi milagro salir airoso.
Enorme. Finalizó con Toronjo en un par a dos manos de gran vistosidad, haciendo adornos de piruetas y el desplante del teléfono antes de dejar un rejonazo. Incomprensiblemente, tras pedir el público las dos orejas, el presidente tan sólo concedió una.
Andrés Romero fue prendido en el tercio de banderillas del segundo: hizo un giro, y al salir de uno topó con el burladero. Rápidamente, y con la ayuda de sus auxiliares en un momento de segundos angustiosos sin consecuencias. Frente a éste también salió con las revoluciones que su maestro derrochó. En el inicio, sacó a Baviera, al que sólo dejó un rejón tras recibirlo montándolo muy bien a la grupa. En el tercio de banderillas sacó a Conquistador, Guajiro y Bambú: con el primero protagonizó banderillas a una mano, de poder a poder, saliendo muy vistoso y calentando mucho el ambiente; con Guajiro llegó al espectacularidad en adornos, piruetas y el tremendo susto con un rejoneador muy enrazado y dando espectáculo a sus paisanos; con Bambú puso las cortas en un interesante carrusel. Tenía el triunfo en la mano, pero montando a Chamán pinchó en varias ocasiones y tuvo que echar el pie a tierra para descabellar. Fue otro toro que, a pesar de marcar terrenos de tablas, ha servido para el rejoneo.
De nuevo una rotunda actuación selló Diego Ventura, que firmó con un tremendo rejonazo de efecto fulminante. El trasteo fue en línea ascendente con otro toro colaborador con el que Diego volvió a demostrar su poderío. Comenzó con Cigarrerra, con la suerte de la garrocha recibiendo al toro metido en el túnel de chiqueros: preciosa estampa campera en el coso de La Merced. Una vez fijado a la grupa con el mismo jaco, le puso un solo rejón recortando muchísimo con un toro con transmisión aunque también algo distraído en los tercios. Nazarí, presente en banderillas, hizo las delicias del respetable, pues se metió al toro debajo en el estribo, galopando de costado y ofreciéndole la cara y los pechos y recorrió el anillo varias veces protagonizando momentos bellísimos y brillantes a escasos centímetros del estribo, todo muy templado. Fue un tercio precioso, donde hubo pureza de poder a poder y también toreo clásico y en perfecta sintonía. Morante sacó la raza y después de unos vistosos pares, le dio bocados al toro que pusieron el punto anecdótico. Con Remate, remató una extraordinaria faena fulminada con un rejonazo y dos orejas.
Andrés Romero también tuvo otro toro enrazado, el cuarto, al que le cortó una oreja en una actuación en la que compartió gran parte con Francisco Palha en el tercio de banderillas como sobresaliente y Diego Ventura como invitado de honor. Entre los tres realizaron un tercio muy bello, casi "jugando al toro", recordando las estampas antiguas de las colleras. Recibió a su segundo astado con Carbón y también dejó sólo un rejón de castigo: antes lo paró, lo fijó a la grupa girando sobre la cabalgadura en un escaso terreno. Después sacó a Cheque para poner banderillas a una mano, siempre buscando la efectividad aunque en alguna ocasión parecía estar dolorido de la fuerte voltereta anterior. A partir de ese momento, Francisco Palha anduvo digno y Ventura remató un gran tercio con Puerta Grande. En las cortas, con Bambú en un carrusel de gran nivel y remató de buen rejonazo tras un pinchazo su ascendente ante el segundo oponente de su lote.
Diego Ventura brindó su último toro a Andrés Romero y Francisco Palha, una labor muy similar a las anteriores en la que fue todo entrega y buen rejoneo. A este toro le dejó dos rejones de castigo, uno de poder a poder y otro al recibir al toro tras fijarlo en la grupa. Sacó a Oro en el tercio de banderillas, donde los pares se sucedieron con muchísima pureza: la reunión en le estribo, el cite al pitón contrario y casi perfecta ejecución. También dio salida al sobresaliente Francisco Palha, quién también dejó notas de su buen concepto portugués. Al igual que ocurrió con Romero, se recordaron momentos muy bellos en colleras. Diego terminó su actuación montando a Toronto, con dos pares de cortas a dos manos, el segundo para 'in memoriam´. El sabor agridulce se le quedó tras el pinchazo, cuando el toro se echó y hubo que apuntillarlo en el centro del ruedo.
Dos orejas para Andrés Romero en el que cerró plaza tras una actuación enrazada y ascendente que le sirvió para alcanzar grandes cotas de toreo a caballo. Brindó a su cuadrilla y a su gente, incluido Diego Ventura, comenzando con Perseo y toreando con el marsellé en la mano. A este último le dejó un solo rejón. Volvió a sacar a Guajiro en el tercio de banderillas y, tras un comienzo dubitativo, se sacó el amargor de boca de la voltereta y resurgió como el Ave Fénix en un gran tercio, con un gran caballo y una gran faena. El público, totalmente entregado y en pie tras los alardes de vistosidad y piruetas. Con Cantú vino la parte más clásica de su actuación: batidas perfectas y dejando los palos en el estribo, justo en todo lo alto. Todo muy reunido. Con Bambú en cortas continuó incrementando su labor con todos sus paisanos muy metidos y el joven Andrés crecido, dando lo mejor de sí en un buen carrusel. Finalizó esta gran actuación con Chamán con un rejonazo efectivo que le valió para que le cayeran las dos orejas en sus manos.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Huelva. Tercera de la Feria de Colombinas. Tres cuartos de entrada en tarde soleada, calurosa.
Seis toros de Fernando Sampedro, bien presentados y de excelente juego.
Diego Ventura, oreja, dos orejas y vuelta al ruedo.
Andrés Romero, ovación con saludos, oreja y dos orejas.
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