sábado, 16 de agosto de 2014

Roberto Marubini deja huella en Maracaibo como empresario


 EMILIO TRIGO
A propósito de la renovación de la concesión de las corridas de la Feria de La Chinita de Maracaibo, Venezuela, al empresario Sandro Marubini, bueno es traer a colación el gran impulso brindado a la fiesta brava venezolana, por estos emigrantes italianos que emprendieron la azul aventura marina a tierras descubiertas por Cristóbal Colón hace casi ochenta años.

Primero fueron Don Victorio Marubini y su esposa Renata, quienes se afincaron en nuestro país concretamente por Puerto Cabello hasta fijar residencia en la capital caraqueña, muy cerca del histórico Nuevo Circo que echó a rodar su historia en 1.919.

Con el pequeño vástago Roberto, de apenas 8 años en una Caracas bucólica, comenzaron las visitas a la plaza de toros para presenciar los primeros festejos por estas tierras que les brindó acogida.

Roberto, hombre trabajador y honesto, muy pronto  hizo su vida y casó con la joven caraqueña Maritza González, fundando hogar de nobles ejemplos y propósitos laborales. Quedó tan identificado con los espectáculos taurinos que comenzó por comprar la carne de los astados que se lidiaban, al empresario de origen hispano Gregorio Quijano.

Avezado, inteligente y visionario se fue internando en el mundo taurino con responsabilidad y respeto, hasta organizar las primeras novilladas en el coso caraqueño, que pronto le dieron la relevancia y fuerza para irrumpir como empresario de las mas importantes corridas de la temporada venezolana, la de la Prensa, La Metropolitana y la PTJ que pasaron a la historia con los mas llamativos carteles y records de recaudación en taquilla.

Tuvo continuidad empresarial con la Feria de Caracas, hasta que tomó el camino a la ciudad de Maracaibo, donde sentó las bases y estructura para hilvanar una feria que llegó a constar hasta de cuatro corridas con las más destacadas figuras del orbe taurino.

Sin dejar de ser el nervio motor y entusiasmo de la organización de las corridas de la feria marabina, Roberto, actualmente con 74 años, entregó el testigo de la organización a su hijo Sandro, otrora futbolista que  por mas de 15 años destacó en la primera división del futbol nacional,  que ahora, con la mística y la responsabilidad bien enseñada  y aprendida, sigue el rumbo del éxito organizativo con una feria que lleva 29 años con el sello de Marubini.

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