domingo, 28 de septiembre de 2014

Ayer en el marco de la tradicional Corrida de la Feria de la Virgen de Las Mercedes



Vanegas y Rafa Rodríguez “tocan pelo” en Zea
Tarde de entretenido contenido la que tuvo lugar, donde los astados de Rancho Grande dejaron estar a los toreros, una pena que nuevamente el retraso en el inicio del festejo condicione con la escasa iluminación el desarrollo final del festejo.


RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Germán D' Jesús Cerrada


Par de orejas, fueron las que se pasearon ayer en el ruedo del portátil coso El Progreso, en el marco de la corrida de feria. Una por parte del veterano espada tachirense César Vanegas, y otra, por parte del rejoneador Rafa Rodríguez, en síntesis el balance artístico del festejo, donde así mismo hicieron el paseíllo el diestro tovareño Rafael Orellana y el novillero valenciano Cristian Valencia.


Abrió festejo –irreglamentariamente por demás- Cristian Valencia, reciente triunfador de Bailadores y Tovar en fechas recientes, quien bajo imposición de los matadores del cartel aperturó la tarde, haciendo alardes del repertorio característico de su padre. Breve con el capote, eléctrico en banderillas –incluido el par de la silla- y variado con la muleta, en trasteo voluntarioso que si no llega ser por el manejo erróneo de la espada, hubiese cortado la oreja que bien merece tenia en el esportón.
 
El fornido torero de Seboruco, César Vanegas, ha dejado constancia de su veteranía ante el ejemplar que lidió, ejemplar el cual pasó de capa y muleta con ligereza de pies. Previamente en banderillas clavaria farpas con eficacia saliendo comprometidos de cada uno de los pares, dadas las circunstancias de un ruedo de limitadas dimensiones e irregular preparación del terreno. El certero espadazo con la que le despachó fue factor a que se le premiara con una más que justa oreja, pese a la insistente petición de los villamelones de más trofeos.
 
Trasteo de altibajos, pero no exento de merito fue el que desgranó Rafael Orellana, quien ante otro ejemplar de Rancho Grande tuvo momentos de gran plasticidad. A reconocer el detalle de invitar en quite al espigado novillero tovareño Reymer Arellano. Una pena que el acero y más escandalosamente con el verduguillo, haya emborronado dicha labor, lo que a la postre hizo que el publico perdiera interés por lo realizado.

Un becerrote fue el que despachó el rejoneador
Rafa Rodríguez, siendo protestada su presencia por los aficionados. Con dicho animal, se ocupo el jinete emeritense en clavar con facilidad rejones y banderillas, ante las nobles y codiciosas embestidas del astado. El certero rejonazo con la que mandó a las mulillas le valió para que se le premiara con una oreja.

Al final del festejo el triunfador del festejo fue considerado César Vanegas, reconocimiento entregado por parte de la Fundación Cultural Girón.

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