martes, 9 de septiembre de 2014

El rubio de la sonrisa

Borja Jiménez ofrece su mejor versión ante un novillo de Moreno Silva

 
JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO, Villaseca de la Sagra (Toledo)

Fue "el Rubio". Toda la tarde. Así lo Catalogaron los tendidos de Villaseca y así lo entendíó desde que trenzara un paseo prendido de torería en cada paso. No le importan al "Rubio" los encastes, ni las embestidas Desclasadas, ni los mansos, ni los Pitones astifinos de un sobrero quinto. Le importa al Rubio torear. Y torear bien. Con el gusto de los diferentes, con el temple de los elegidos y con la gracia de los Sevillanos. Y, además, sonríendo.
De forma brillante recibió Borja Jiménez al de Moreno Silva que hizo segundo, que se arrancó de lejos al caballo y luego le embistió templado en las verónicas del quite. Sin perder la sonrisa. En la muleta lo cuajó en cuatro tandas por el pitón derecho, de muchísimo gusto en los de pecho. Se quedaba más por el izquierdo, pero porfió el sevillano y logró conectar con el público. Terminó con el cartucho del pescao yendo muy de frente y lo tumbó de una media estocada para pasear dos orejas.

Devuelto el quinto por falta de empuje, que no de fuerza, pues derribó al piquero el de Conde de Mayalde, e incluso arremetió en un segundo puyazo. De impecable presencia fue un sobrero de Sagrario Huertas que salió con alegría y así embistió al capote de Borja, que no pudo completar el Ramíllete porque éste perdió las manos. Fue justo enése momento, y en la posterior entrada en varas, cuando mostró de nuevo esa condición. En casa se dejó la emoción el cárdeno y bajo su bonita estampa se trajo el freno de mano que expresó durante la faena. Tan sólo pudo probarlo Borja por ambos lados, atascándose después también con la espada y siendo silenciado.

La casta de los cobardes tuvo un abreplaza de Partido de Resina que le hizo tragar a Diego Fernández por su final mansedumbre. Frío fue de salida antes de arrancarse y empujar con alegría en el caballo, justo a la salida del mismo al ruedo, para luego ser un manso de bandera en faena. No anduvo Diego solvente ni ante la parca condición cualitativa del novillo ni con los aceros. Dejó varios pinchazos y con el descabello se atascó, siendo finalmente pitado.

Fuera de tipo fue un cuarto de Navalrosal, muy parado, al que Diego Fernández logró sonsacarle naturales sueltos de Bellísima ejecución. Se durmió la embestida cuando éste tomó la muleta, y desde ese momento todo fue un quiero y no puedo hasta que, aburrido el novillo y desilusionado el novillero, acudió a por los aceros, con los que no anduvo fino.

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