Perera desoreja al quinto en una corrida de toros sin opciones
M. A. H.,
Albacete
Fue en el centro del ruedo, donde
suceden las cosas importantes y donde se saludan y agradecen los
premios. Fue allí donde se plantó el temple de la mano de un Perera que
es -tal vez- el único al que se le conjugan pulso y bragueta para
triunfar con el quinto. Medio toro de media virtud el de Gallardo, que
no salvó los muebles de un encierro sin clase ni condición de Fuente
Ymbro con el que ni Finito ni Talavante tradujeron en premios el sudor. Y
fueron sus argumentos mucho más pesados que lo que anuncian las frías
reseñas.
Con lances a pies juntos y muy templados se llevó Perera
hasta los medios al quinto, toro de embestida pasador y humillada que
siempre miraba hacia fuera antes de volver. Desentendido y bobalicón
embistió en el quite, en el que le templó Perera chicuelinas,
tafalleras, una cordobina y una larga de muchísimo empaque y
despaciosidad acusada. Hay que ser muy buen torero para templar los
viajes de este toro, que se lo pensó siempre, llegó dormido a los
embroques y dejaba una mirada hacia adentro antes de tomar la muleta con
cierta garantía de irse para adelante. Irse porque le expuso Miguel,
porque le dejó la muleta precisa y embarcó con magisterio,
rascando en el fondo la mejor embestida posible a base de consentir y
tragar sin que aquello fuera evidente. Conquistó los terrenos
con seguridad, se impuso con valor y se pegó un arrimón a carta cabal
con un toro con disparo e incertidumbre. Enorme Perera. Se tiró en el
morrillo para matarlo y salió dramáticamente volteado, afortunadamente
sin salir herido para pasear las dos orejas.
Con una cerrada ovación recibió Albacete a Perera
en su primer turno, aunque no logró estirarse a la verónica con el
segundo, toro de poca entrega y escaso ritmo que tendió a pararse en los
primeros tercios. y con la cara entre las manos partió siempre el
animal, defensivo y protestón en sus arrancadas, que hasta tres veces buscaron los bordados sin hacer caso al vuelo.
Toro de tremenda exigencia con el que no cambió la cara Perera; expuso,
se puso y puso mucho de su parte para corregirle defectos que, sin
embargo, fueron a más ante la firmeza de un tío que nunca le volvió la
cara.
Humillado pero desentendido y sin mucho
afán se mostró el primero en el capote de Finito, que desistió de
estirarse en el saludo. Pero tuvo cierta exigencia en la muleta el
animal, porque había que cogerle el pulso, limarle las asperezas y
ponerlo en ritmo. Toro de empuje y movilidad, supo Finito doblarse en el inicio para empujar con torería la intención de medio viaje que iba a más después de amasarlo Juan.
Subió de tono la faena con la mano izquierda, con la que tocó fuerte,
enganchó preciso y alargó brazo y vuelo para que tuviese transmisión el
dibujo. Faena de buen tono del Fino que se emborronó luego, cuando la
espada no quiso funcionar y aparecieron los pitos.
Con excesivo celo llegó el cuarto al percal de Finito, que lo embarcó en los vuelos sin tiempo para reaccionar ante la briosa repetición del bajo animal, bien hecho. Fue toro de provocar y consentir la descompuesta embestida, sin casta ni clase, para intentar corregir los muchos defectos.
La cara suelta, mejor el principio que el final y protesta en la
salida, mucho más si era por arriba. Le echó el pico abajo y le trazó
Finito, componiendo la pasada que nunca llegaba al tendido por la falta
de empuje y de entrega, pero ni una vez fue agradecido el de Fuente
Ymbro.
El tercero, castaño él y rematado por todas partes, le volvió ancas a Talavante
en el capote en cuanto quiso estirarse con un lance bien compuesto.
Llegó a los embroques sin ritmo ni interés por la pelea y se fue de la
suerte en el momento en que pudo. Pero ni quiso ni supo embestir el de
Fuente Ymbro en la buena propuesta de Talavante, que se llevó tres
hachazos inesperados de un toro bien hecho que no tuvo dentro la
codición de la clase.
Braceó con armonía y cadencia Talavante
en el buen saludo capotero al sexto, que murió en una media con el
animal quedándose debajo de la tela. En la muleta le cabeceó con acusada
protesta, le llegó al trapo con desgana y le negó la clase a un
Talavante tal vez venido abajo al comprobar la falta de condiciones para
el toreo del informal toro de Fuente Ymbro.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Albacete. Cuarta de feria. Tres cuartos de entrada largos. Toros de Fuente Ymbro,
bien presentados y con remate. Con transmisión sin continuidad el
primero; protestón y a la caza la prenda segunda, con pitos; incierto y
sin raza el tercero; descompuesto y sin entrega el cuarto; pasador a su
aire y a menos; deslucido y sin condiciones el sexto.
Finito de Córdoba (marino y plata): silencio y silencio.
Miguel Ángel Perera (ciruela y oro): ovación y dos orejas.
Alejandro Talavante (grana y oro): silencio y silencio.
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