ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE TAUROMAQUIA,
Madrid
La sentencia, que resuelve el recurso
presentado en su día por la Corporación Taurina de Bogotá, deja claro
que la acción del Alcalde Gustavo Petro en contra de una parte de la
cultura del pueblo colombiano, estaba marcada por la ilegalidad, la
intolerancia y la vanidad de quien desde un alto cargo público se cree
con el derecho a decidir sobre los temas mas íntimos de su pueblo: sus
aficiones, tradiciones y costumbres.
Si en algo es importante esta decisión
de la Sala Constitucional, es en la demostración fehaciente de que la
cultura le pertenece a los pueblos y no a sus autoridades. Que son los
pueblos los que deciden con su participación activa, cuales son los
vectores de su comportamiento cultural, y que por encima de los pueblos
solo está Dios.
Los novilleros han cumplido una jornada
histórica para la Fiesta de los Toros, arropados por esa gran figura del
Toreo que es el Maestro César Rincón, quien ahora alcanza otra
dimensión que lo convierte en legítimo líder de la causa, pues tuvo el
arrojo suficiente para enfrentar a Petro, irse a sus terrenos, plantarle
cara y tal cual a "Bastonito", de Baltazar Ibán, cortarle las orejas.
Pero todavía queda camino por recorrer.
Este es el momento para exigir al Presidente de Colombia Juan Manuel
Santos y a su Ministra de Cultura, que pongan de una vez por todas el
blindaje definitivo a la Tauromaquia, reconociéndola como parte
integrante del Patrimonio Cultural Inmaterial del pueblo colombiano, de
conformidad con la Convención de la UNESCO que rige la materia, como lo
han hecho España y Francia.
Ahora los aficionados, profesionales del
toreo, matadores de toros, novilleros, banderilleros, picadores,
periodistas, empresarios, ganaderos y todos aquellos que viven de este
grandioso espectáculo deben hacer causa común, para que definitivamente
se reconozca el valor universal de la Tauromaquia en su sentido más
amplio, que en Colombia abraza corridas de toros, novilladas, de
rejones, becerradas, festivales, encierros, corralejas, etc. para así
evitar que un nuevo Petro, con similares veleidades políticas nos cree
una situación parecida.
La suerte está echada, veremos toros en
la Santamaría de Bogotá gracias a la inteligente estrategia y trabajo
de la corporación taurina de Bogotá y su denodado esfuerzo, y a los
novilleros colombianos que marcaron el rumbo, pero no nos confiemos,
los mansos cuando están heridos suelen tener más peligro.
¡Viva la Tauromaquia!
¡Vivan los novilleros colombianos!
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