En el primero, la faena de Lama
es discreta pero no acaba de estar a gusto. No lo mejora en el cuarto,
que brinda al maestro Rincón: trasteo voluntarioso, despegado, dando
muchas voces. ¿Está para matar seis novillos en la Maestranza, como acaba de anunciarse?
El segundo mansea pero luego va largo. Maldonado
no le duda, corre la mano con quietud y temple pero pincha. En el
quinto, logra buenos naturales, ligando las nobles embestidas. Pincha
antes de una buena estocada: la segunda oreja es generosa pero ha demostrado oficio y firmeza, con seco estilo castellano.
Su altura no ayuda a la estética pero la afición pucelana tiene ya una nueva esperanza.
Sobrino nieto de Curro
José Ruiz Muñoz
es sobrino nieto de Curro Romero. ¿Se heredan los genes? ¡Quién sabe!
¡Qué falta nos hacen novilleros distintos, que ilusionen al personal! Lo
veo por primera vez. El tercero es una maquinita de embestir,
no para, agobia al diestro: está verde pero su concepto es bueno, con
suavidad y aroma. Mata mal. El último tampoco le deja mostrar más que
detalles de indudable estética. La estocada es buena pero pasa un quinario con el descabello. Ha de torear más pero volveré a verlo con gusto.
El romero es planta aromática y medicinal, muy usada en la cocina, que da hermosas flores. Recuerdo la letrilla de Góngora: «Las flores del romero,/ niña Isabel, / hoy son flores azules, / mañana serán miel». ¿Llegará a florecer esa dulce promesa que se llama José Ruiz Muñoz? Esperemos... En el toreo, como en la película clásica, sin ilusión no se vive.
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