domingo, 7 de diciembre de 2014

LA CRÓNICA DE LA MÉXICO: Saldívar y un gran toro de Xajay

Oreja a la calidad de Fermín Rivera y al valor de Mario Aguilar 

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MARCO A. HIERRO, México D. F.
Séptimo festejo de la Temporada Grande en Insurgentes y cartel nacido en la cantera de Tauromagia Mexicana, una fructífera cantera en el país azteca, con Julio Sponda a la cabeza. Cartel al que, sin embargo, le faltaba Sergio Flores, baja por cornada. Le sustituía Fermín Rivera, quien ya pasease un trofeo por este anillo esta misma temporada. Junto a él, Arturo Saldívar y Mario Aguilar hacían el paseíllo en la plaza más grande del mundo para estoquear un encierro de Xajay.

Le valió la movilidad del primero a Fermín Rivera para dejar un ramillete de lances a pies juntos de mucha confianza y parsimonia, buscando siempre el toreo. Al de Xajay le faltó clase en la embestida, pero tuvo transmisión en las arrancadas, y fue eso lo que aprovechó Fermín para embarcar con precisión, templar el trazo y vaciar con seguridad para ocupar siempre el sitio correcto y quedar colocado tras las series. Le faltó humillación al animal, pero le apostó el potosino a bueno hasta que terminó pareciéndolo el animal ante la aplomada planta, la segura figura y la entrega sin alharacas. Y a base de consentir terminó recibiendo la entrega del astado hasta donde lo tenía dentro, dejando una serie rota con la mano diestra y haciendo que creciese la intensidad hasta llevarse, incluso, una voltereta en la porfía. Quedó muy trasera la espada y paseó un trofeo.

Seria y astifina tenía la cara el negro cuarto, al que le lanzó verónicas con fe Fermín Rivera para ver que la humillación enclasada se iba viniendo a menos en el corto recorrido con que concluyó el saludo. Subrayó la justa condición en el quite de chicuelinas bien dibujadas que su feble llegada frustró antes de tiempo. Mucha transmisión tuvo el animal en el inicio muletero, en el que le dio distancia Rivera para lucir la boyante repetición con la planta muy asentada, la figura muy compuesta y el trazo muy templado, con pronta conexión en la grada. Toro de los que sacan el fuelle, de los que embisten con incansable intención y buscan la muleta siempre, con más movilidad que clase, pero siempre encima de la acción, que le ganó Fermín ganándole siempre el paso. No fue fácil Rehilete, con la cara más natural por el pitón izquierdo, menos franco cuando regresó el torero a la senda de la diestra. Y ahí se acabó la emoción y el tono del trasteo. Metió la mano con facilidad el potosino antes de escuchar silencio.

Muy metido en la faena se vio a Mario Aguilar desde que pisó el ruedo el cárdeno segundo, al que saludó con lances a pies juntos y varió con chicualinas rematadas con una larga. Fue el propio matador el que se hizo cargo de la lidia en primera instancia, viendo la aspereza de un toro que derribó con poder al penco. Con violencia y con el viaje muy escaso se fue el animal tras la muleta en el inicio, con brusquedad en los embroques, pero con cierta transmisión en las primeras tandas, humilladas y fijas cuando le perdía pasos el matador. Con mucho valor le asentó la zapatilla el mexicano, lo fue a buscar sin inercias y le gobernó el viaje, que no era boyante, pero sí fijo, hasta rematar en un palmo con el de pecho. Supo ganarle el paso siempre con la mano izquierda, buscarle la distancia y morirse en el trazo para que resultasen bien dimensionados los naturales, macizos y valerosos, dejando la vida en cada trazo. Acortó los terrenos en el final de faena y pisó los terrenos del toro con seguridad y aplomo. Terminó con manoletinas y un espadazo que precedió a la concesión de una oreja.

El cornivuelto quinto se aburrió pronto de correr y más aún de embestir al percal de Mario Aguilar, que tuvo que desistir de estirarse a la verónica. Dos puyazos se llevó el de Xajay, que comenzó demasiado pronto a defenderse con aspereza. Aún así llegó muy crudo a la muleta con la que quiso imponerse Aguilar al mal estilo del de Xajay, violento en los embroques, escaso en los viajes, suelto en la cara y a media altura en los derrotes de devanadera sin clase. Remiso y a la caza, se fue orientando el animal ante la inseguridad de Mario, que tragó quinina con el incierto astado hasta que decidió machetearlo y a otra cosa.

Echó pronto el freno el castaño tercero después del recibo de larga cambiada de rodillas que ejecutó Saldívar en el tercio, dejando claras sus intenciones. Y fue incómoda la forma de llegar del animal, que volvió sobre las manos las llegadas descompuestas y sin ritmo que atemperó Saldívar con firmeza en las plantas y seguridad en la colocación. Le faltó celo al toro, pero le sobró entrega a un Saldívar que, sin embargo, no encontró la comunión con un tendido frío ante la destemplanza del castaño. Le planteó Saldívar la batalla en la media distancia, le buscó las inercias y le azuzó la voluntad, pero no hubo respuesta en la clase inexistente del de Xajay, que no humilló, resultó espeso en la condición y no guardó emotividad ni fondo en la embestida rebrincada y sin calidad. Falló, además, con la espada, y en silencio concluyó su labor.

Largo y rematado estaba el sexto, que tuvo buen son y largura en los lances a pies juntos con que lo recibió en el tercio Arturo Saldívar, que remató con una revolera muy garbosa. Lo dejó crudo en varas ppara aprovecharle el buen son, y le dio distancia con la muleta en un inicio vibrante y explosivo por delante y por detrás, combinando suertes tras la pedresina inicial y conectando muy rápido con el tendido. Tuvo calidad y transmisión el buen toro de Xajay, que se arrancó con alegría y prontitud incluso en la distancia para humillar luego en el toreo fundamental. Le costó más repetir al animal con la zurda, pero también volaron lentos tres naturales de fantástica fábrica antes de volver a la diestra con el circular invertido, ya con el terreno conquistado y en el terreno donde más a gusto se siente el valeroso mexicano. En el punto álgido del trasteo llegaron las ajustadísimas bernadinas al buen toro de Xajay, al que despenó de estocada corta antes de pasear las dos orejas.

FICHA DEL FESTEJO
Monumental Plaza México. Temporada Grande, séptima corrida de abono. Toros de Xajay, correctos de presencia. Emotivo sin clase el primero, rajado en el final; exigente pero fijo el segundo; deslucido y sin ritmo ni calidad el castaño tercero; de gran movilidad sin ritmo el informal cuarto; de genio y violenta condición el orientado quinto; boyante, fijo, franco y repetidor el enclasado sexto, de arrastre lento.

Fermín Rivera (lila y oro): oreja y palmas tras aviso.
Mario Aguilar (nazareno y oro): oreja y silencio tras aviso.
Arturo Saldívar (tabaco y oro): silencio tras aviso y dos orejas.

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