miércoles, 7 de enero de 2015

COLOMBIA Tercera de abono en Manizales: Drama, mansedumbre y mala espada

El picador Clovis Velásquez es trasladado a la enfermería.
El picador Clovis Velásquez es trasladado a la enfermería. L. PÉREZ

Se hizo el silencio y se estremeció la plaza entera cuando el cuarto de la tarde, 'Serrano' de nombre, derribó con violencia el caballo que montaba Clovis Velásquez, que cayó a plomo y quedó atrapado bajo el peto.

Creció la alarma al ver su cuerpo inerte, incapaz de reaccionar, con los brazos agarrotados y los ojos vueltos cuando se lo llevaban camino de la enfermería. Allí se vivieron momentos de angustia al ver que Clovis no respondía. Pero apenas unos minutos después, eternos para todos, llegó la noticia más esperada: todo había quedado en un susto. Tras despertar, una ambulancia se lo llevó a un centro hospitalario para descartar lesiones tras el tremendo impacto.

Curiosamente, el drama dio paso, en parte, a la gloria, como marca la grandeza de este espectáculo. El toro respondió a la muleta y, superado el 'shock' por el percance del picador, el público vivió la faena de Manuel Libardo con gran intensidad. Para el torero de Bogotá fue a parar, hasta ese momento, el mejor toro de la deslucidísima corrida de Achury Viejo. Libardo aprovechó la mansa movilidad del astado para cuajar una faena ligada, animosa y que conectó mucho con los aficionados. Con el premio en la mano, el colombiano lo emborronó todo con la espada. Un abismo de lucimiento en una tarde con poco bueno para recordar.

Y es que el percance de Clovis Velásquez no había sido el único percance de una tarde accidentada. Jaime Mejía fue prendido a la salida de un par de banderillas, Santiago Naranjo fue arrollado por el segundo y el propio Libardo se lesionó una mano al entrar a matar al cuarto y tuvo que pasar por la enfermería tras resentirse de una antigua lesión.


El de Bogotá, en el que abrió plaza, completó una faena un tanto irregular. Así como fue el toro, que no regaló dos embestidas iguales y sabía lo que se dejaba atrás. Logró entenderlo por momentos pero aquello no cuajó arriba.

Pocas veces se encontrará Santiago Naranjo un lote de toros con menos posibilidades. Dos marmolillos. Dos toros de Guisando a los que fue imposible sacar pases. Ni sobrepasando el límite como en su primero hasta que llegó la voltereta. Mala suerte para el bravo torero local.

Repetía Juan del Álamo en Manizales y no se irá con buen recuerdo de la 'ciudad de las puertas abiertas'. Hasta cinco avisos escuchó el salmantino, que vio como se iba vivo su primero a los corrales y que a punto estuvo de repetirse la historia con el sexto. Precisamente con este se pudieron ver los mejores muletazos de la tarde. O incluso de lo que va de feria. Del Álamo trató al animal con inteligencia, sin obligarlo, con tandas cortas, a su altura y logrando pasajes de bella factura por ambas manos antes de un final efectista rodilla en tierra. Pero la estocada le quedó muy tendida y se repitió el desconcierto descabello en mano, esfumándose el triunfo que tenía en la mano.

Monumental de Manizales. Miércoles, 7 de enero de 2015. Tercera de abono. Más de tres cuartos de entrada. Toros de Achury Viejo, desigualmente presentados y de manso y deslucido comportamiento en líneas generales; el 4 y el 6 fueron los de más posibilidades por su noble pero mansa movilidad.

Manuel Libardo, de celeste y oro. Estocada (ovación). En el cuarto dos pinchazos y dos descabellos. Aviso (silencio).

Santiago Naranjo, de azul rey y oro. Estocada a toro parado (silencio). En el quinto, media estocada delantera y dos descabellos (silencio).

Juan del Álamo, de rosa palo y oro. Media estocada atravesada y cuatro descabellos. Tres avisos (silencio). En el sexto, estocada muy tendida y tres descabellos. Dos avisos (silencio). 
 

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