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sábado, 10 de enero de 2015

Cuando los niños enfermos son los héroes de la vida

«Ver esa fuerza de los niños, esas ganas de vivir...» Sebastián Castella enmudece unos segundos y clava su mirada en los pequeños que observan a su héroe. Los héroes hoy son ellos, un ejemplo de superación y vitalidad.

Una lágrima emocionada recorre la sonrisa de una madre ante la fortaleza de su hijo y la ilusión de ver a los toreros que tanto admira. Este año no podrá acudir a la plaza, pero dice que el próximo quiere verlos «desde abajito».

Decenas de niños luchan en distintas plazas del hospitalito, como se conoce popularmente al Hospital Infantil de la Cruz Roja de Manizales, contra enfermades de distinto trapío y condición. Matías, Milton, el pequeño que luce una camiseta capote de Bale.

Y al fondo, como paisaje de hermosa entereza, de ejemplo a barbilampiños y a mayores, Mariana, la linda adolescente que camina ya por la luz con una pierna amputada y una sonrisa perenne. Su historia ha alumbrado fe y esperanza en todo el eje cafetero. «¿Amputación? Con mucho gusto», espetó risueña. Solo quería estar bien y vivir. Y hoy vive feliz para contarlo.

Pablo Hermoso de Mendoza, conocedor de cerca del estado de muchos de estos niños, no puede ocultar sus emociones. Besa con dulzura la frente de Mariana, y la de cada niño que le contempla como a un auténtico dios. Es un fijo en esta fecha, en el festival en el que horas más tarde participará junto a otras figuras presentes, como Castella y Talavante. «Es muy duro ver a niños postrados en una cama, pero su vitalidad es un ejemplo para todos», señala el extremeño. Ese dolor aumenta cuando ya se es padre, tal y como comenta el de Béziers. Su apoderado, Manuel Martínez Erice, asiente con sensibilidad emocionada.

Toreros colombianos como Guerrita Chico, Pepe Manrique y Andrés de los Ríos visitan también a estos ángeles guerreros. «Van a ganar esta batalla». Y se van a aferrar a la vida, como el bebé Matías, con una cirugía en la cabeza, asió con su dedito a Manolo Tornay, mentor de El Cid, sin querer soltarlo. O como su compañero de planta se agarraba a su guitarra entre pompas de jabón. Música de esperanza en este hospitalito, al que Juan Carlos Gómez, alma de Cormanizales, acuna en esa fusión solidaria de toros y salud de los más pequeños. 

Lo recaudado en el festival nocturno manizalita, junto a los beneficios de esta feria de lujosas entradas, irán destinados a la mejor causa posible: el hospital infantil. Cada temporada se recaudan en torno a 300.000 euros, y ya se superan los tres millones de euros para mejorar las instalaciones. Todo el pueblo de Manizales se vuelca con esta causa. Y los artistas del toreo. Solidaridad y corazón

El «doctor Feliz» -como llaman al hombre que juega con los chicos-, papás y mamás, médicos y enfermeras, agradecen a los toreros su apoyo. Los niños se fotografían con ellos, les preguntan por sus caballos y les desvelan sus sueños. Y los toreros con sus pequeños héroes... Grandes todos. Muy grandes.

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