Una lágrima emocionada recorre la sonrisa de una madre ante
la fortaleza de su hijo y la ilusión de ver a los toreros que tanto
admira. Este año no podrá acudir a la plaza, pero dice que el próximo
quiere verlos «desde abajito».
Decenas de niños luchan en distintas plazas del
hospitalito, como se conoce popularmente al Hospital Infantil de la Cruz
Roja de Manizales, contra enfermades de distinto trapío y condición.
Matías, Milton, el pequeño que luce una camiseta capote de Bale.
Y al fondo, como paisaje de hermosa entereza, de ejemplo a
barbilampiños y a mayores, Mariana, la linda adolescente que camina ya
por la luz con una pierna amputada y una sonrisa perenne. Su historia ha
alumbrado fe y esperanza en todo el eje cafetero. «¿Amputación? Con mucho gusto», espetó risueña. Solo quería estar bien y vivir. Y hoy vive feliz para contarlo.
Pablo Hermoso de Mendoza, conocedor de cerca del estado de
muchos de estos niños, no puede ocultar sus emociones. Besa con dulzura
la frente de Mariana, y la de cada niño que le contempla como a un
auténtico dios. Es un fijo en esta fecha, en el festival en el que horas
más tarde participará junto a otras figuras presentes, como Castella y
Talavante. «Es muy duro ver a niños postrados en una cama, pero su
vitalidad es un ejemplo para todos», señala el extremeño. Ese dolor
aumenta cuando ya se es padre, tal y como comenta el de Béziers. Su
apoderado, Manuel Martínez Erice, asiente con sensibilidad emocionada.
Toreros colombianos como Guerrita Chico, Pepe Manrique y Andrés de los
Ríos visitan también a estos ángeles guerreros. «Van a ganar esta batalla».
Y se van a aferrar a la vida, como el bebé Matías, con una cirugía en
la cabeza, asió con su dedito a Manolo Tornay, mentor de El Cid, sin
querer soltarlo. O como su compañero de planta se agarraba a su guitarra
entre pompas de jabón. Música de esperanza en este hospitalito, al que
Juan Carlos Gómez, alma de Cormanizales, acuna en esa fusión solidaria
de toros y salud de los más pequeños.
Lo recaudado en el festival nocturno manizalita, junto a
los beneficios de esta feria de lujosas entradas, irán destinados a la
mejor causa posible: el hospital infantil. Cada temporada se recaudan en
torno a 300.000 euros, y ya se superan los tres millones de euros para
mejorar las instalaciones. Todo el pueblo de Manizales se vuelca con
esta causa. Y los artistas del toreo. Solidaridad y corazón.
El «doctor Feliz» -como llaman al hombre que juega con los
chicos-, papás y mamás, médicos y enfermeras, agradecen a los toreros su
apoyo. Los niños se fotografían con ellos, les preguntan por sus
caballos y les desvelan sus sueños. Y los toreros con sus pequeños
héroes... Grandes todos. Muy grandes.
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