jueves, 26 de marzo de 2015

Premio Paquiro: 'La responsabilidad es ahora mayor'

JOSÉ AYMÁ

Miguel Ángel Perera es hombre de palabra y muleta. Un extremeño cosido a verdades, hundido en la arena de su capacidad. Le bastaron 10 días para rendir dos veces Las Ventas en San Isidro. Ahora, el Paquiro, el premio de 'El Cultural' de EL MUNDO, copatrocinado por CaixaBank y Telefónica, confirma aquel suceso como el acontecimiento taurino del año.

¿Cómo sienta recibir el Paquiro, el premio más prestigioso y dotado del toreo?
 
Pues sinceramente con mucha satisfacción. Es un galardón que todo el mundo conoce, que tiene un jurado estricto y objetivo. Eso me hace sentir muy contento y feliz.
Su nombre se une al de Vargas Llosa, Morante, Castella, José Tomás o Enrique Ponce. ¿Se siente un privilegiado?
 
Sí, sin lugar a dudas. Estar al lado de Vargas Llosa, y de los compañeros que ha nombrado, claro, es increíble. Pero todavía lo es más aparecer al lado de un intelectual de esa talla.A cualquiera le supondría un orgullo. Además, le debemos mucho. Es alguien fuera del ámbito taurino que ha aportado una enormidad a la Tauromaquia y que la ha defendido ante cualquier tipo de ataque. Hay que estarle muy agradecido por ello.
¿Qué opinión tenía del Paquiro antes de recibirlo?
 
Era consciente de su importancia y prestigio. La sensación que recibía era que es muy codiciado. Cuando me llamaron pues sientes eso, la importancia que tiene. Es uno de los premios que inspiran respeto y credibilidad.
¿Cómo recuerda aquellas dos tardes isidriles que le han aupado hasta aquí?
 
Sobre todo como un sueño. Todos los toreros soñamos con hacer algo así en Madrid. En Las Ventas. La tarde del 23 de mayo fue increíble. Cortar dos orejas de esa forma, en una faena tan rotunda, compacta. Sucedió de manera imprevista, fue una sorpresa para todos, con lo que tuvo un mayor efecto. Luego, en el siguiente toro, cortar la tercera oreja también fue un momento clave. Lo díficil de Madrid es pasar ese ecuador de las dos orejas. Hubo, desde luego, mucha importancia y la tarde alcanzó cotas muy altas. Y en tan sólo 10 días me vi en la misma situación, mirando al palco y viendo como el presidente sacaba los dos pañuelos. No terminaba de creérmelo. Pensaba que aquello no podía estar pasando. Pero aquello, como yo digo, estaba para mí y yo me encontraba preparado para afrontarlo, hacerlo, y salió.
¿Por qué decidió anunciarse en la corrida de Adolfo Martín?
 
Porque era el décimo aniversario de mi alternativa. En un primer momento pensamos hacerlo en Badajoz, pero no podíamos esperar hasta julio. Teniendo ahí Madrid, el sitio perfecto para ello, había que apostar y aprovecharlo.
¿Se ve en condiciones de repetirlo este San Isidro, en el que está anunciado tres tardes, incluida Beneficencia?
 
Eso siempre lo soñamos los toreros, salir a hombros en cualquier plaza. Mucho más si es importante. Y especialmente si se trata de Madrid, claro. Ahora la responsabilidad es mayor, soy consciente de eso. Se me va a mirar más, con una mayor exigencia. Hay que tener siempre el pensamiento de repetir, porque si no sería difícil volver a vestirme de luces. Sueño con dar tardes importantes en Las Ventas, de una manera u otra, parecido a lo del año anterior o no. 
El Paquiro es el colofón a un año redondo
 
Bueno, yo creo que fue una temporada importante. Como la de 2008, año en el que toreé 91 tardes. Aquella fue casi igual, saliendo a hombros dos tardes en Madrid... Lo que marca la del pasado año es la rotundida. Puntuar en las principales plazas, en los momentos más importantes de la temporada: eso es valiosísímo.
¿Qué diferencia ve con aquel 2008?
 
La primera diferencia es obvia, objetiva. Se ve en los números. Como he dicho, hace seis años toreé 91 corridas de toros saliendo a hombros en todas las plazas importantes. Este año creo que he toreado 53, la mitad. Lo importante y la diferencia fundamental es la rotundidad de 2014.
¿Ha cambiado la forma de afrontar cada tarde con su recién estrenada paternidad?
 
Las afronto con más ilusión todavía, porque es indudable que es un motivo de alegría. Se torea como se es y se está. Para salir a la plaza de la manera en que lo hago necesito la felicidad, la estabilidad que tengo ahora. Esta nueva situación que vivo me hace sentir realizado.

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